5.000 almas errantes por el 'Infierno'

19 mayo 2011


«El año pasa sin darse cuenta», declaró Fran Ventoso, hoy ciclista de Movistar y en pleno Giro de Italia, al entrar victorioso en la línea de meta de esta marcha el año pasado. Se refería a la velocidad con la que pasa el tiempo cuando deseas algo. El deseo es volver a correr en El Soplao. Muchos de los participantes de este año repetirán. Otros serán nuevos. Los habrá que lo hagan por probar, otros por buscar su límite... Cada uno tendrá su objetivo particular. El próximo sábado, la marcha de mountainbike más importante del ultrafondo español y sus 'hermanas' a pie reunirán a 5.000 almas errantes por el 'infierno cántabro'. No hay 'biker' que se considere como tal que no conozca en qué consisten los '10.000 del Soplao'. El Club Mountainbike de Cabezón de la Sal nunca imaginó hace cuatro años que daba a luz a una prueba que va camino de convertirse en un referente europeo de la especialidad. La cita, con carácter no competitivo, tiene cabida para todo tipo de participante, desde el exprofesional hasta el aficionado y, sobre todo, el valiente. Y es que 168 kilómetros de recorrido y más de 4.000 metros de desnivel acumulado son el 'fuego del averno' al que se enfrentarán los deportistas buscando su cielo, la meta de Cabezón de la Sal, lugar de salida y llegada de la prueba.


La marcha comenzará a las 8.00 horas. Pese a no ser competitiva, cuando se escucha la traca, que rompe el silencio y apacigua los nervios acumulados durante meses, cada uno lucha consigo mismo. Unos por acabar y otros por ganar. Todo es lícito. El límite para acabar es de quince horas. A las 24.00 horas se echa el telón. Hasta entonces, todo es posible. El año pasado, a Fran Ventoso, ganador de la prueba, le bastaron 6 horas y 45 minutos, pero el campurriano pertenece a otra historia.


Una novedad en el recorrido


Este año se respeta la distancia, los 168 kilómetros, pero se ha producido una modificación en el recorrido con respecto a las otras tres ediciones. Tan sólo varía un tramo de unos 12 kilómetros. Tras ascender el Alto de Cruz de Fuentes, se girará a la derecha y, en vez de recorrer un tramo por carretera perteneciente al Puerto de Palombera hasta salir a Ozcaba -como fue en origen-, la carrera discurrirá por una pista con cerca de seis kilómetros de rampas con el 14% de desnivel y tramos de bajada técnica hasta llegar a Ozcaba y continuar con el itinerario antiguo. El nuevo tramo le otorgará más dureza si cabe al resultado final. Una auténtica etapa reina de 'Tour' que arrancará con las estribaciones del Monte Corona, al poco de salir de Cabezón de la Sal, para proseguir hasta Caviedes y llegar a la ascensión al Soplao. Más de ocho kilómetros con un desnivel medio del 5,6% y con tramos técnicos. Antes, escalarán un repecho de 1.9 kilómetros, al 9,1% de desnivel medio. Le llaman 'La Cocina', en honor a la localidad por dónde discurre. Un santuario. Un purgatorio en el que se atascan las almas buscando 'su salvación'. Piedra y pista muy estrecha provista de una dureza sin igual. Tras el descenso del Soplao y atravesar Celis y Carmona, se asciende Monte Aa. Cerca de cinco kilómetros con rampas de hasta el 23%.


A partir de ahí, la carrera pasa por Ruente y, tras superar lo que llaman los entendidos 'la primera parte' -más dura y caracterizada por subidas con mucha pendiente, pero cortas-, comienza la segunda mitad. Aquí, los ciclistas se enfrentarán a todo lo contrario: ascensiones interminables y sin grandes desniveles. El Alto de El Moral, nueve kilómetros para descender y, a través de la carretera nacional, recorrer ocho kilómetros de asfalto y llegar a Bárcena Mayor. Allí comenzará el coloso de la jornada: el Alto de Cruz de Fuentes, de 16 kilómetros de longitud. Por el camino, decenas de avituallamientos con centenares de voluntarios darán alimento sólido y liquido para paliar el martirio de las 'almas errantes'. Algunas, a esa altura de carrera, con más de 80 kilómetros en las piernas, se encontrará 'condenada' a un 'Vía Crucis'. La capacidad de sufrimiento en medio de una soledad interior es la única energía posible.


Al coronar Fuentes se tomará el desvío nuevo para continuar con la ascensión por Venta Vieja, se superarán las localidades de Colsa y Los Tojos y se arribará a la última dificultad de la jornada, el Alto de El Moral, pero esta vez en sentido contrario al que se ascendió horas antes. Tras su descenso, se atravesará el Parque de Ucieda y, desde Ruente hasta Cabezón de la Sal, será el pasillo que llevará a los bikers hacia su particular paraíso en forma de pancarta de meta. Es el premio y la mejor recompensa. El sentido de la palabra 'reto'.


Previsiones y superaciones


De los 400 del primer año, y los 1.200 y 2.800 del segundo y tercero, respectivamente, se ha logrado llegar a los 4.000 ciclistas de esta edición a los que habrá que sumar los atletas de las pruebas de Ultramaratón, maratón y de la ruta a pie. Su progresión está por encima, incluso, de la Quebrantahuesos, una de las tres marchas cicloturistas más importantes de Europa. Ni siquiera la prueba oscense creció al ritmo que el 'infierno cántabro'. «Nos llamaron locos, pero seguimos creyendo en ello. Algún día sumaremos 10.000 participantes, los mismos 10.000 que dan nombre al reto», asegura Jesús Maestegui, organizador.

Los dos primeros años la lluvia fue el 'diablo' particular, acompañado del barro. El pasado año, un sol abrasador recordó a los ciclistas que se encontraban cerca de las calderas. El sábado dan bueno. Nunca se sabe qué es mejor para recorrer el infierno...

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