Las buenas noticias no llegan solas

«La suerte no es para el que la busca, es para el que le llega». Así sentenciaba María Elsa Rojo Gómez, una vecina de Casar de Periedo, pequeña localidad del municipio de Cabezón de la Sal, poco después de que el viernes recibiese la llamada de EL DIARIO anunciándola que había sido la afortunada con un coche 206+ en el sorteo realizado en el concesionario de Peugeot en Santander, Auto Norte. Pero, en este caso sí hubo que buscar la suerte, porque es preciso participar, rellenar la cartilla. Pero María Elsa confiesa que lo hace en todos los sorteos que organiza el periódico, «porque en nuestra casa se compra EL DIARIO todos los días desde hace 47 años, desde que nos casamos».

El viernes será un día difícil de olvidar para María Elsa. Tres positivas noticias coincidieron en el tiempo, en apenas unas horas, y su estado de ánimo para afrontar las fiestas navideñas en familia, con su marido, cinco hijos y seis nietos, es óptimo: en las consultas de Valdecilla el médico les informó de unos buenos resultados que la intranquilizaban; uno de sus hijos mantendrá el trabajo en una empresa que anuncia traumáticas regulaciones, y, finalmente, un flamante 206+ llega a casa para sustituir el viejo coche con más de veinte años sobre sus ruedas. 

Marta M.-Fadrique, gerente de Auto Norte Peugeot, la hizo entrega de las llaves del vehículo en presencia de su marido José Ángel y de dos de sus hijos, Jorge y Aida, que les acompañaron a Santander, primero a Valdecilla y luego a Auto Norte. Y, aunque ella no conduce, «en su día no saqué el carné y es la única cosa en esta vida que me pesa, porque en mi casa siempre ha habido coches», el 206+ seguirá siendo útil para ir a Cabezón y a Torrelavega de compras. 

Será su marido quien maneje el 206+, aunque también los hijos y próximamente la nieta mayor, Trinidad, de 22 años y que ya está preparándose para obtener el permiso de conducir. Elsa confiesa que esta semana, por las preocupaciones, no estaba atenta al sorteo: «Pensé que era la próxima y además, como ya había tocado otro coche en Casar, no tenía mucha confianza. ¡Y nos toca a nosotros!».