El XXV Aniversario del Parque Natural de Oyambre

21 junio 2013

25 años después de la declaración del Parque Natural de Oyambre, y a semejanza de lo que ocurre en el resto del litoral, las mejoras derivadas de la obligada ordenación y gestión de los recursos naturales y actividades que estas áreas soportan, brillan por su ausencia.

  Las joyas de la corona de nuestra costa, los Parques Naturales de Oyambre, Liencres y Santoña están esperando aparcamientos disuasorios y arbolados con sendas y transporte público hasta playas sin coches, basuras y chiringuitos cutres. Los accesos integrados en el paisaje natural atraerían muchos más visitantes, riqueza y empleo por nuestras costas pero lejos de la masificación y el descuido en que se encuentran. Los Parques Naturales –y la costa de Cantabria en general– no cuentan con caminos integrados en el paisaje y los aparcamientos saturados invaden dunas y carreteras, dificultan el paso y la circulación, contaminan los paisajes más frágiles y valiosos. Los accesos a las playas son lugares marginales, con bordillos industriales, vertederos y cascotes, con chiringuitos o casetos, y multitud de carteles que contribuyen a la degradación visual y a la sensación general de caos. Se nos ha arrebatado la posibilidad de llegar caminando a la playa, en un agradable paseo desde un aparcamiento interior y sombreado por arbolado, y en lugar de esto, se nos ofrece arena sucia llena de coches y ruidos en la línea de las playas.

      El modelo de urbanización masiva de la costa ha fracasado, y nos está costando caro en indemnizaciones, infraestructuras, falta de calidad, y destrucción del un recurso turístico: nuestro paisaje costero ¿Cuántos puestos de trabajo perderemos por no atraer a una población cada vez más exigente, que tiene muchos lugares del mundo donde elegir para sus vacaciones?

  El Parque Natural de Oyambre, 25 años después, sufre el abandono de nuestros gobiernos porque solo creen en la especulación y el incumplimiento sistemático de las normas que la propia Administración ha aprobado. El impulso para las economías locales es nulo y se insiste en un modelo obsoleto que no deja riqueza en el territorio, sino que  arruina sus valores más importantes: la calidad ambiental y la variedad de unos paisajes naturales y culturales que deberían ser objeto de una restauración integral mediante el retranqueo generalizado de instalaciones e infraestructuras, la corrección de impactos – la eliminación de los efectos-pantalla de cartelerías, vallados, mobiliario y cierres, los rellenos y vertidos en torno a la marismas y el arroyo de Los Llaos; la rehabilitación de la torre de ballenas y la batería de Ubiembre, la relocalización del Monumento al Pájaro Amarillo, la supresión de plantaciones de eucalipto en el extremo del cabo de Oyambre…–y la recuperación del carácter diáfano, profundo y abierto de sus cuencas visuales.

    En Oyambre, además, el Gobierno de Cantabria sigue empeñado en mantener las variantes de la marisma de Los Llaos –donde se ha destruido un carrizal y una salcera que constituía una de las zonas húmedas litorales más relevantes– ; no ejecuta las sentencias de desmantelamiento de la escollera del Pájaro Amarillo, el Polideportivo de Las Tenerías o el camping del Rosal; sigue consintiendo la degradación y el hacinamiento urbanísticos en La Barquera o Las Calzadas con agresiones como el macroaparcamiento, el proyecto de puerto deportivo de nueva planta, la construcción de vviendas sobre el solar de la nave Albo…;  no corrige los impactos ambientales y sobre el paisaje en torno a los diques y los puentes de Zapedo, La Rabia y la carretera de Rioturbio; permanece indiferente  ante el aumento del potencial erosivo en la mar abierta y la reducción progresiva del arenal de la playa exterior que con la marea alta reduce cada vez más su superficie útil; no desarrolla programas específicos con las partidas presupuestarias adecuadas para aumentar las plantillas –guardería, investigadoras, personal laboral…–, garantizar subvenciones y ayudas directas a los municipios y vecinos afectados,  o inversiones desde las Consejerías para la creación de una Marca de Origen y revalorizar los recursos agroganaderos, forestales y pesqueros; el Monte Corona padece una gestión forestal insostenible; no se descentralizan los Centros de Acogida e Información por todos los municipios en torno a la Casa del Monte, la Torre de Ballenas, Trasvía o Rioturbio, la Casa del Pozo…

      Las Administraciones también permiten que un campo de golf, situado sobre un campo de dunas de propiedad pública, instale una doble línea de alambradas que impone a la ciudadanía la sensación de encontrarse en un campo de concentración nada respetuoso con el tránsito público. Además, su uso pone en peligro la integridad de los usuarios de la playa, peatones, ciclistas o coches que circulan en sus inmediaciones por los impactos de pelotas que sobrepasan frecuentemente los límites del campo. Paradójicamente, existe, desde hace 10 años un proyecto de Costas para restaurar el sistema dunar, suprimir el campo de golf y devolverlo a la titularidad pública.

     Estas son algunas de las razones por las que las organizaciones ecologistas de Cantabria, ARCA, Ecologistas en Accion, Seo/Birdlife, Costa Quebrada, Red Cambera, Conservación y Biodiversidad, Mortera Verde y la Revista Cantárida,  convocan una manifestación en Oyambre este domingo 23, desde las 12 de la mañana, para exigir a las autoridades una respuesta adecuada.

 Emilio Carrera. Representante de los grupos ecologistas y conservacionistas en el Patronato del Parque Natural de Oyambre.

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