Transcurrida ya una semana desde la manifestación contra la variante de Oyambre quisiéramos puntualizar algunos extremos de las crónicas que algunos medios de comunicación, por acción u omisión, transmitieron a sus lectores.
Podríamos estar todos de acuerdo en que separar la información de la opinión ha de ser uno los criterios básicos de los mensajes que nos llegan a través de los medios de comunicación. Y apurando ese acuerdo hasta podríamos coincidir en que, sin negar a nadie la doble condición de informante y opinador, habría que hacer un esfuerzo, a efectos puramente didácticos, en separar una y otra, información y opinión.
Porque, más alla de los juegos y malabarismos semánticos, podrá convenirse que no es lo mismo un sustantivo –un sustantivo numérico, por ejemplo– a secas, que el mismo acompañado de un artículo indeterminado o de un adverbio de cantidad ( o de negación, para "orientar" mejor el sentido de la frase) sobre todo si, además, ocupa un lugar más o menos relevante en el títular de la noticia.
Y habrá, también por supuesto diferencias de apreciación lógicas –como las que podríamos tener con unos y otros– en los campos visuales de cada observador: No es lo mismo ocho que ochenta, ni el doble que la mitad, parámetros en los que podríamos mirarnos para hacernos una idea de cuántos acudimos en realidad a la manifestación de Oyambre, a medio camino entre el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, por un lado, y el desfile soñado de multitudes invisibles, por otro.
En resumen, que probablemente hayamos coincidido anteayer en aquel lugar –seamos personas, animales o cosas– un pelotón de despistados con algunos especialistas en Gramática Parda o en Matemáticas Aplicadas al Cálculo de Asistentes a Manifestaciones en Espacios Protegidos, disciplinas tal vez de dífícil encaje en los campos habituales del conocimiento científico, pero que indudablemente dan particular colorido a los relatos periodísticos. Porque, al fin y al cabo, ya se sabe –y lo recreó un ilustre reaccionario en certera frase–:“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Por cierto, ¿con qué cristal habrán mirado algunos de estos neutrales, objetivos y asépticos transmisores de información opinada o de opinión informada?
PS. Y en cuanto a la indignación manifestada por el alcalde de Valdáliga, le rogamos, por favor, que contenga sus emociones como máxima autoridad local: es decir, como aquella que sigue demorando sospechosamente la ejecución de sentencias y sus propias facultades inspeccionadoras y sancionadoras, y se ha estado inhibiendo repetidamente en hacer efectiva la disciplina urbanística de quienes, dentro de su término municipal y en Oyambre particularmente, están transgrediendo impunemente la legalidad vigente, han desarrollado usos y actividades contrarios al ordenamiento jurídico, han venido realizando rellenos, vertidos, cierres y ocupaciones de terrenos públicos degradando los valores ambientales y el paisaje..., . Y, por otro lado, lea un poco la Constitución sobre el derecho de manifestación –el suyo y el nuestro– y no intente atribuirse competencias ajenas a la institución que preside.
Por Emilio
0 Opiniones...Anímate a participar :
Publicar un comentario