El macroaparcamiento de San Vicente y el Parque de Oyambre

18 octubre 2010

Como representante de los grupos ecologistas en el Patronato del Parque Natural de Oyambre he exigido a Puertos de Cantabria, a la Consejería de Desarrollo Rural y a la Dirección del espacio protegido, la anulación de la adjudicación del macroaparcamiento del muelle de La Barquera en San Vicente por su negativo impacto económico, social y ambiental.

En primer lugar, porque es un despilfarro de caudales públicos frente a otras necesidades más prioritarias que tiene planteadas la villa de San Vicente y el Parque Natural de Oyambre que lo que necesita es poner fin a un pésimo desarrollo urbanístico que no ha previsto los retranqueos y la liberación de espacios suficientes en los sitios adecuados para satisfacer las necesidades de estacionamiento y ha rebasado, con mucho, la saturación y macizamiento de los solares próximos como resultado de la especulación del suelo y las promociones inmobiliarias en las inmediaciones y el conjunto del ensanche de la villa.

En segundo lugar, porque la presencia de un edificio de tres plantas en el mismo borde costero supondrá un impacto insumergible e irreversible sobre el singular paisaje de una cuenca visual de gran fragilidad que ha ido ya degradando las excepcionales perspectivas del barrio de La Barquera y el entorno del Puente Nuevo

En tercer lugar, porque la adjudicación de esta obra se ha hecho cuando está en elaboración y sin aprobar el Plan General de Ordenación Urbana de San Vicente de la Barquera que, entre otras cosas, debe valorar las alternativas posibles a los problemas de movilidad de vehículos y peatones, a las soluciones económicas, sociales y ambientales más adecuadas en necesidades de aparcamiento, circulación, seguridad vial e itinerarios y espacios sin coches, a la proporcionalidad de una inversión en relación a la infrautilización de que va a ser objeto y a la fuerte y reducida estacionalidad de la temporada turística, y a la existencia, en todo caso, de lugares para aparcamientos disuasorios mucho más apropiados e integrados topográficamente en el paisaje que rodea a la villa, dentro de la necesidad de aliviar la presión excesiva a que se está sometiendo la primera línea de costa.

Y en cuarto lugar, porque esta operación forma parte del proyecto de construir un nuevo puerto deportivo en el interior de la ría de San Vicente de la Barquera que, además de provocar impactos ambientales y sobre el paisaje que devaluarán definitivamente su biodiversidad y los atractivos de sus diáfanos horizontes, está basado en previsiones absolutamente infladas y ficticias respecto a demandas que son incompatibles con las ofertas de miles de atraques turísticos en otros puertos de Cantabria y Asturias. Y cuyas inversiones deberían, en todo caso, dirigirse a la mejora y la rehabilitación de muelles y pantalanes tradicionales, a optimizar y racionalizar el uso de los ya existentes, y a potenciar y dinamizar el sector pesquero de la localidad.

Finalmente hemos de insistir en la pésima gestión del Parque Natural y la complicidad de la Consejería de Desarrollo Rural en iniciativas que siguen degradando el espacio protegido como ocurre con la variante de Oyambre –donde ni la existencia de un helecho endémico o los riesgos de invasión de plantas alóctonas con los rellenos realizados han frenado las obras–, las viviendas de La Argolla, el agresivo tratamiento de las márgenes de la carretera entre el puente de Zapedo y el Puente de la Maza, los vertidos, rellenos e instalaciones diversas en torno a la marisma de Los Llaos y el aparcamiento de Oyambre, la pista y explanación de laderas en Trasvía, el incumplimiento de las sentencias de demolición o restauración sobre el campo de golf, Santa Marina, el Polideportivo de San Vicente, el camping El Rosal, el almacén de butano o las plantaciones de eucaliptos y la desecación de las marismas de Pombo y Rubín –donde se está destruyendo, además, la vegetación natural de ribera–, la distorsión del planeamiento urbanístico en Boria-Santillán y otros núcleos del municipio de San Vicente, la falta de Centros de Interpretación e Información, el abandono del Patrimonio Natural y Cultural –la torre de ballenas, el lazareto de Abaño...–, la carencia de personal laboral, de guardería e investigación asignados exclusivamente al Parque, entre otras graves limitaciones.

Por Emilio Carrera. Representante de los grupos ecologistas en el Patronato del Parque Natural de Oyambre

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Anónimo dijo...

Sin duda será el mayor disparate de los vistos en San Vicente de la Barquera, un parking en altura al borde del mar que además cegará 2 ojos más del puente de la Barquera además del ojo que desapareción con el ensanche. ¡Una barbaridad! es como si al llegar a Santillana del mar nos encontrasemos a los coches aparcados en los tejados.

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