Fueron momentos de angustia, de tensión, de nervios. Sobre todo para las personas que lo vivieron en directo y especialmente para la niña de dos años y medio que se encontraba disfrutando de un carrusel en Cabezón de la Sal cuando un coche, sin frenos, se empotró contra el tiovivo y se incendió. 'Chus', su padre, que se encontraba contemplando a su hija subida en uno de los carricoches del tiovivo, aún no se ha repuesto del monumental susto vivido cuando se produjo el accidente, cerca de las seis y media de la tarde, en la plaza del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal. «Cuando escuché el ruido del coche al atravesar la valla que separa la plaza de la carretera, me volví y me di cuenta de que el vehículo venía directo a estamparse contra nosotros», relata el padre de la niña, que recuerda que corrió a auxiliar a su hija y sufrió un golpe en la pierna contra la defensa del coche. Chus cuenta, aún nervioso, que su tobillo se quedó trabado en el tensor de la atracción, «pero en cuanto vi el coche en llamas, logré soltarme y cogí en brazos a mi hija para salir de allí corriendo». Dos días más tarde, a Chus le duele «la rodilla, la cadera, la espalda, el costado y el cuello». Aunque afirma que se trata de «un dolor leve que parece va en aumento», tanto padre como hija se encuentran prácticamente en perfectas condiciones. El hombre tiene la sensación de que «todo ocurrió muy deprisa» y habla del susto que pasó durante unos angustiosos minutos mientras piensa en la diosa fortuna.
Otras tres mujeres y dos menores que se encontraban en el lugar resultaron ilesas en un primer momento, aunque una de las adultas ha precisado un collarín tras diagnosticarla luxaciones en las vértebras . «A la niña, afortunadamente, sólo se le quemó el abrigo», recuerda.
Dolores González, abuela de las dos niñas, dijo ayer que su hija, su nuera y sus dos nietas han salvado la vida de «milagro». «Sentimos un estruendo terrible y vimos entrar un coche en llamas al tiovivo. Entre una humareda grandísima vi a mi nuera y a mi nieta de pie, que no lo pensaba (que las encontraría así)», aseveró. «El susto fue morrocotudo. Todavía estoy que no puedo».
Marta Coterillo, hija de Dolores, recordó que se encontraba con su hija mayor en las colchonetas anexas al tiovivo y su cuñada con la menor de once meses en brazos cuando ocurrió el suceso. «De repente oí un ruido grandísimo. Vi humo y llamas. Me metí en el humo llamando a mi cuñada, pero me llamó mi madre y me dijo que ya estaban fuera», relató. «Me parece que estoy viviendo una película, igual le pasó a mi hija la mayor» cuando ocurrió todo. «Nacieron ayer las cuatro». El conductor del coche, que salió ileso, afirmó tras el accidente que «los frenos empezaron a fallarle y no le dio tiempo a parar». El más perjudicado resultó ser al final el dueño de la atracción, que tendrá que esperar a que le reparen el negocio.




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