El temporal de lluvia y viento afectó sobremanera al
valle del Saja, donde la crecida del río causó inudaciones en viviendas y
comercios, provocó la caída de cinco árboles en las carreteras, causó
retenciones de tráfico y mantuvo en vilo a la población, que en algunas
zonas se vio obligada a colocar sacos de arena ante las puertas para
paliar el efecto de las riadas.
La crecida del Saja causó importantes inundaciones en Villanueva de la Peña, perteneciente al Ayuntamiento de Mazcuerras. «El agua ha llegado hasta media altura en los garajes pertenecientes a los chalés del barrio La Carcua y La Habana», según explicó el teniente alcalde, Raúl Fernández. En ambas zonas, el río se desbordó e inundó los bajos de estas urbanizaciones. Ante el cariz que tomó la situación, los vecinos alertaron al 112 de Torrelavega que envío un camión para bombear agua, así como a los servicios de Protección Civil. A las nueve de la noche la situación parecía controlada.
La zona de Mazcuerras también se vio afectada y el
agua penetró en algunas casas próximas a las alcantarillas. En Cos, el
río se mantuvo dentro del cauce, aunque desde el ayuntamiento se
mantenían en alerta.
En la carretera que une Santa Lucía y Ruente se cayeron
cinco árboles a la calzada, lo que provocó el corte de la vía en torno a
las ocho y media de la tarde. Fue necesaria la presencia de una empresa
especializada, Construcciones y Excavaciones Anibal, para dejar
expedita la vía. Operarios con dos palas excavadoras y provistos de
sierras mecánicas se emplearon a fondo hasta limpiar la calzada, lo que
no evitó que permaneciera cortada hasta las diez de la noche, atrapando
en el trayecto a muchos conductores. El desbordamiento del río Saja
afectó también al pueblo de Carrejo, en Cabezón de la Sal, donde el agua
llegó a alcanzar medio metro de altura e inundó varias casas. Los
vecinos atribuyeron las inundaciones a los tubos que conectan con la
nueva depuradora, que son muy estrechos y no dan abasto para canalizard
el agua. En Ontoria el agua también entró en algunas construcciones. Los
que sí sufrieron la crecida del río y el desbordamiento de las
alcantarillas fueron los dueños del bar Lucky, en Valle de Cabuérniga.
El agua comenzó a inundar el local hacia las cinco de la tarde. «No
damos abasto y hemos llamado al 112 pero no terminan de llegar»,
denunciaba Trinidad Pérez mientras trataba de sacar el agua del bar con
escobas.
Un argayo cayó en la carretera entre Valle de Cabuérniga y Terán, aunque no llegó a cortar el tráfico.
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