Si se hiciera una encuesta para intentar averiguar el deporte más duro y exigente, seguro que uno de los que encabezarían la lista sería el ciclismo.
Largas etapas, a altas velocidades y con dificultades montañosas que
superar son los ingredientes de un deporte que requiere dedicación plena
por parte de quienes lo practican. Pero no sólo los profesionales
tienen el placer de sufrir y completar carreras míticas. A nivel
amateur, también existen pruebas que ponen al límite la capacidad de
sufrimiento de los amantes de las dos ruedas.
En entre todo el abanico de carreras que se organizan en España para
aficionados a la bicicleta, hay dos que destacan por encima de todas: el
Soplao y la Quebrantahuesos. Se trata de dos pruebas de gran
resistencia, apta sólo para aquellos que llevan mucho tiempo
preparándose. Son dos marchas que desgastan tanto el físico como el
psíquico de una persona. Dicen muchos que las han corrido que al final,
el poder acabarla consiste en vencer la guerra entre uno mismo y la
cabeza, que le suele instar a abandonar desde las primeras horas.
Tanto el Soplao como la Quebrantahuesos requieren de muchas horas
para ser completadas. La primera, celebrada en el municipio cántabro de
Cabezón de la sal, tuvo este año un recorrido total de 220 kilómetros y
cuatro mil quinientos metros de desnivel a lo largo de las seis grandes
cotas por las que transcurre. La segunda -que se correrá el 22 de junio-
se disputará sobre 205 kilómetros en la localidad oscense de Sabiñánigo
con un desnivel de cuatro mil metros.
En el Soplao, los ciclistas se enfrentan a puertos como el Monte AA,
el Negreo, el propio Soplao (que da nombre a la carrera) o el temido
Alto del Carmona, dificultad más elevada y más larga que, además, supone
el gran reto para todo ciclista al estar situada en el ecuador de la
prueba. En estos puertos, que no en todos sus tramos están asfaltados,
hay rampas de más del 20% de inclinación, algo que obliga a un gran
número de participantes a echar pie a tierra y subir andando.
Por su parte, aquellos valientes que se enfrentan a la
Quebrantahuesos deben ascender algunso puertos pirenaicos como el Alto
de Somport, el Col Marie Blanque, el Alto del Portalet y el Alto de Hoz,
algunos de ellos incluidos en los trazados de pruebas profesionales
como el Tour de Francia o la Vuelta a España.
El punto común de ambas pruebas es su dureza. Cualquiera de las dos
marchas obliga a quien quiera completarlas a prepararse durante mucho
tiempo y realizando entrenamientos específicos. Pero no sólo con un buen
físico y una cabeza psicológicamente preparada para el "infierno" (como
muchos las llaman) bastan para prepararse, también hay que ser
inteligente.
Para pruebas de este tipo, además de bicicleta, maillot, calcetines y
botellines, muchos ciclistas se llevan una pequeña mochila en la que
guardan elementos indispensables como mudas de ropa, botella de agua,
bomba de aire, pastillas de freno, guantes, toallas térmicas, barritas
energéticas, chubasquero, móvil, etc. El problema es que a mayor número
de objetos mayor peso a arrastrar durante toda la prueba. Pueden ser
hasta seis o siete kilos extra por culpa del equipaje.
Pero un buen ciclista también debería saber preparase ante las
posibles inclemencias metereológicas. Sólo con la experiencia se acaba
por descubrir el método más efectivo para evitar mojarse mucho y coger
frío. Así, por ejemplo, el mejor truco para mantener los pies secos es
precintar los calcetines (impermeables) con cinta aislante de modo que
el agua que resbale por la pierna no entre al pie.
Otro factor clave durante las carreras es la alimentación. Aprovechar
cada avituallamiento y cada cúspide de todos los puertos para comer y
beber es imprescindible para no desfallercer. Además, rodar a un ritmo
constante en el que el cuerpo no se sature en exceso es la única manera
de no llegar al final sin fuerzas. Como decían antes en las escuelas,
"despacito y buena letra". Sólo así se puede afrontar con éxito una de
estas dos locuras que, eso sí, una vez acabadas otorgan al ciclista una
sensación de orgullo inenarrable, indescriptible e incomparable. En
ninguna de las dos carreras hay premios, pero no hacen falta. Todo aquel
que acaba es ya un ganador.
La Informacion
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