El Ayuntamiento de Cabezón de la Sal ha llevado a cabo el
derribo de tres palmeras situadas en la urbanización El Parque, una
actuación que algunos residentes venían demandando desde hacía tiempo
por los problemas que les creaba la altura de los árboles en los
balcones y las ventanas de sus viviendas.
Se trata de tres palmeras de aproximadamente ocho metros de
altura que llevaban en la urbanización alrededor de 30 años y que el
Ayuntamiento ha decidido tirar dadas «las quejas recibidas».
Según explicó ayer la alcaldesa, Esther Merino, los vecinos
residentes en el primer y segundo pisos de la urbanización se quejaban
de que las ramas se metían en sus balcones. «Nos molestaban muchísimo»,
explicaba Blanca Soto, una de las afectadas que reside en el primero
derecha.
«Teníamos los árboles metidos en casa», aseguraba Umberto Ruiz,
que vive en otro primero.
Para ellos y sus convecinos no sólo las ramas y las hojas
eran un problema. Los nidos de los pájaros representaban otro añadido.
«Cuando hacía viento, además, se metía todo el agua en el balcón y nos
creaba humedades», asegura Ruiz.
«Entiendo que les molestase», dice Josefa Cos, del segundo
izquierda. «A mí no me estorbaban para nada pero había vecinos que no
podían tender las sábanas por las palmeras, por eso estoy a favor de que
las quiten», remata, si bien matiza: «A ver, quitarlas por nada, no,
pero ahora parece que es necesario y hay vecinos que lo llevan pidiendo
mucho tiempo».
Un «atropello»
Sin embargo, no todos los residentes comulgan con esta
actuación. «Sorprendido», Fernando Crespo, que vive en un tercer piso,
se presentó en el Ayuntamiento cuando vio que estaban tirando los
árboles. «Me parece muy mal porque llevaban muchos años ahí», se
quejaba. Para él, es «un atropello» porque las palmeras son de dominio
público». Este vecino ha presentado dos reclamaciones en el Ayuntamiento
para pedir explicaciones. «Y les pienso denunciar», advierte.
A los propietarios del bar 'La Parroquia', que está situado
en la plaza donde se erigían esas palmeras, los árboles tampoco les
molestaban. «Algunos vecinos han venido diciendo que no sabían que las
iban a tirar y a nosotros nadie nos ha preguntado nada», afirmaban.
El Ayuntamiento, por su parte, aseguró ayer que la altura
de las palmeras suponía un problema desde hace años. «Las palmeras
habían sido podadas por operarios municipales en varias ocasiones, pero
ante las quejas recibidas decidimos tirarlas», informó Merino. La
alcaldesa dice, además, que «estaban infestadas de insectos y ratas, que
se metían en las casas de la gente». En su lugar, «vamos a plantar tres
árboles autóctonos, de forma que queden a una altura que no moleste a
los residentes en la urbanización».
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