"Nos llevaron a punta de pistola"

10 abril 2015

«Los tres atracadores nos llevaron al fondo del local a punta de pistola». El testimonio de uno de los clientes que se encontraba el miércoles en la sucursal bancaria de Liberbank, en Cabezón de la Sal, cuando tres ladrones entraron a robar, dibuja un escenario propio de cualquier escena de una película de acción. Este vecino de Casar de Periedo se encontraba al lado de las ventanillas de la entidad cuando, a las 14.20 horas, tres hombres armados y con pañuelos cubriendo su rostro irrumpieron en la oficina para terminar llevándose un botín cuya cantidad todavía no se ha dado a conocer.


Eran cuatro los clientes que en ese momento se encontraban en el interior. «Una pareja joven que estaba en los cajeros, un segundo cliente en el despacho de la directora y yo, que estaba en la zona más amplia», describe este hombre que también prefiere mantener el anonimato. «Uno de los atracadores apuntó a la pareja con su pistola obligándoles a entrar y nos reunieron a todos en una zona de la sucursal. Mientras un caco se ocupaba de vigilarnos, otro se encargaba de sacar el dinero del búnker y un tercero se quedó entre los cajeros y la zona interior de la oficina», relata. El cuarto no llegó a entrar en la sucursal y protagonizó un forcejeo en plena calle con un vecino, al que intentó obligar a entrar como rehén.

«Los tres iban armados, pero daba la impresión de que era su primer atraco, porque se les notaba muy nerviosos y decían muchos juramentos entre ellos», explica el vecino. «Lo primero que pensé es que se trataba de una broma de mal gusto, porque parecía que estábamos en una película. Eran poco profesionales», insiste antes de detallar que «sabían, eso sí, cuál era la mejor hora para entrar a la sucursal porque faltaban solo diez minutos para cerrar y a esa hora hacen la caja y rellenan los cajeros», sentencia.

Amenazaron a la empleada

Cuando el caco estaba terminando de coger el dinero del búnker «nos metieron en el despacho de la directora». Según su versión, «amenazaron a una de las empleadas que estaba embarazada para que no cerrara la puerta del búnker». Sin embargo, «el que nos estaba vigilando fue correcto y nos dijo que mientras hiciéramos lo que él decía no nos pasaría nada». A pesar de todo, «no pasé miedo, porque la cosa no iba conmigo». Además, «no creo que tengan mucho problema para identificarles, porque no iban suficientemente tapados».

Según varios testigos, uno de los atracadores rondaba los sesenta años «y el resto en torno a cuarenta y pico». «No eran chavalitos». Este vecino duda incluso de que las pistolas fueran de verdad, «pero tampoco lo puedo asegurar». Finalmente los ladrones abandonaron la oficina a pie y la pista se perdió en el aparcamiento que hay detrás de la sucursal del banco BBVA, también en la Avenida. No es la primera vez que esta oficina sufre un robo. «Hace 20 años tuvo lugar otro y hace dos o tres años también entraron a robar», recuerda el jefe de la Policía Local. Varios trabajadores de Liberbank reconocieron que era la segunda vez que pasaban por el mismo trance. «Ya lo hemos vivido, pero, aunque se pasa miedo, la primera vez es peor».

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