El 9 de marzo de 1665 se le aparecía a una mujer en Vernejo ( Cabezón de la Sal) la imagen de una virgen sobre un castaño. La zona terminaba de sufrir fuertes inundaciones. La ermita conmemorativa del hecho comenzó a construirse tres años después, gracias especialmente a las familias de la Vega y Canal. Pues bien: desde aquellos lejanos tiempos se celebra la entrañable fiesta de 'La castañera'. Cada año el presidente de la Junta Vecinal, Oscar López, y sus colaboradores ponen manos a la obra meses antes de marzo para que todo salga bien. Y merced a su trabajo, siempre sale. El programa arranca con un partido de fútbol entre solteros y casados... Todo vale por la Virgen. Y llega el día: 'La Castañera'.
A mediodía, misa en la recién arreglada ermita, con los actos religiosos bien llevados por don Daniel. Triunfa la fiesta. Se empiezan a escuchar castañuelas y panderetas e inician su danza los picayos, que antes acompañaron a la imagen en procesión. Y ya van unas cuantas las ediciones en las que incluso se elige el Castañeru/a de oro, acreditado galardón con la imagen de la Virgen concedido a la persona del lugar que destaca por su amor y entrega al pueblo.
Posteriormente comienza la subasta: los vecinos, volcados en la entrega de productos para que se anime la puja en busca de la mayor recaudación posible, destinada al mantenimiento del precioso edificio de madera-piedras. Después se sirven los blancos y hay que tener cuidado para no resultar invitado en muchas casas. Un servidor empieza por la de su amigo José Antonio Sordo 'el conserje'; más tarde va a la del alcalde pedáneo y después.'Como se decía antiguamente, este día 'no queda gallina en corral'. Difícil es no encontrarse en tan animadísima jornada con los Martínez, perfectos anfitriones. O con mi amigo Joaquín Mencía (que tiene más de Vernejo que de Comillas, que lo sé). O con Toliano, el gran amigo de mi padre (por cierto, les hablaré de este personaje otro día).
Les animo a compartir in situ esta popular efeméride, ya muy cercana. No se arrepentirán. Es algo especial.
A mediodía, misa en la recién arreglada ermita, con los actos religiosos bien llevados por don Daniel. Triunfa la fiesta. Se empiezan a escuchar castañuelas y panderetas e inician su danza los picayos, que antes acompañaron a la imagen en procesión. Y ya van unas cuantas las ediciones en las que incluso se elige el Castañeru/a de oro, acreditado galardón con la imagen de la Virgen concedido a la persona del lugar que destaca por su amor y entrega al pueblo.
Posteriormente comienza la subasta: los vecinos, volcados en la entrega de productos para que se anime la puja en busca de la mayor recaudación posible, destinada al mantenimiento del precioso edificio de madera-piedras. Después se sirven los blancos y hay que tener cuidado para no resultar invitado en muchas casas. Un servidor empieza por la de su amigo José Antonio Sordo 'el conserje'; más tarde va a la del alcalde pedáneo y después.'Como se decía antiguamente, este día 'no queda gallina en corral'. Difícil es no encontrarse en tan animadísima jornada con los Martínez, perfectos anfitriones. O con mi amigo Joaquín Mencía (que tiene más de Vernejo que de Comillas, que lo sé). O con Toliano, el gran amigo de mi padre (por cierto, les hablaré de este personaje otro día).
Les animo a compartir in situ esta popular efeméride, ya muy cercana. No se arrepentirán. Es algo especial.
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