Dos sindicalistas se enzarzan en una pelea

13 mayo 2010

En el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal la lucha obrera ha perdido cualquier connotación romántica. Abanderados tras sus siglas, dos obreros de sindicatos distintos consumaron ayer su mala relación a gritos y golpes (esto sólo lo dice uno). Como consecuencia de la trifulca, uno acabó en el hospital herido en una mano y el otro en el cuartelillo prestando declaración. El primero dice que el otro le pegó con una estaca de madera y el segundo asegura que no le tocó ni un pelo.

El presunto agredido se llama Salvador Acebal y es delegado sindical de USO, y el presunto agresor es Jacinto Cadavieco y es representante de los trabajadores del CSIF. Ambos trabajan en el Ayuntamiento de Cabezón, como carpintero y pintor, respectivamente, aunque desempeñan sus funciones en dependencias municipales distintas. El día ya comenzó mal cuando Jacinto se encontró el pueblo «regado de panfletos», que habitualmente distribuyen los de USO, pero que esta vez fueron más allá al criticarle con su nombre y no con las siglas, como en anteriores ocasiones. «Y me encuentro con que me llaman 'el lameculos de Jacinto'», narra el aludido, que explica que Salvador «lleva dos años tocándome las narices, siempre me encuentro papelitos hasta en mi taquilla, en el almacén donde trabajo, además de todo lo que me ha criticado en un foro progresista de Internet».

El palo «no era para pegarle»

Al leer el panfleto, Jacinto se fue a la nave donde trabaja Salvador «porque le tenía un armario encargado», especifica, y le dijo que «todo lo que tengas que decirme me lo dices a las tres de la tarde», con la intención de arreglar sus diferencias fuera del horario laboral. Pero entonces, continúa Jacinto, Salvador «me montó un número, me dijo 'eres un hijo de puta'». No niega el del CSIF que cogiese un palo, pero no significa que fuese para pegarle: «No le di, estaba a más metro y medio de él. Lo cogí para darle a una máquina, pero él puso las manos así, y yo me fui. Ni siquiera tocó al palo», asegura. Se fue y, al rato, le llamó la Guardia Civil para que fuese a prestar declaración en el cuartel de Cabezón tras la denuncia interpuesta por Salvador, «y les conté lo mismo que estoy diciendo ahora. Que yo no le hice nada».

Jacinto no se explica, sin embargo, cómo se hizo las heridas Salvador, que fue atendido en el Hospital Sierrallana de Torrelavega, donde fue tratado de «un edema y traumatismo en la mano izquierda», según USO, que critica que los responsables municipales no le facilitasen el traslado al hospital ni «el documento para ser asistido en el centro médico».

Hay un testigo

El sindicato USO decidió ayer por la tarde enviar un comunicado para explicar que «Acebal fue agredido en su puesto de trabajo, en el tiempo reglamentario de descanso, sin que mediara discusión con el agresor y delante de un testigo». El sindicato «condena sin paliativos» estos hechos, que califica de «grave atentado a la libertad sindical», y su equipo jurídico emprenderá acciones legales. De hecho, la Secretaría General USO-Saja Besaya emplazó al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal a que de manera «inmediata» abra una investigación sobre los hechos ocurridos. Asimismo, USO extendió al sindicato CSIF la responsabilidad de resolver «este grave suceso en el ámbito que le corresponde».

También el CSIF estudia adoptar medidas contra USO. «Mi sindicato lo está estudiando, porque me llevan dos años chinchando», dijo ayer Jacinto.

El trasfondo

Para el denunciado, lo ocurrido tiene un trasfondo de intereses personales y enemistades. En las últimas elecciones sindicales del Consistorio, celebradas en 2006, Comisiones Obreras sacó tres representantes y el CSIF dos. Por entonces, Salvador Acebal estaba en las filas de CC OO en cuarto lugar. No salió elegido. «Yo sí soy representante de los trabajadores, él no, y estoy en el comité de empresa. De ahí viene la guerra», deduce Jacinto.

En los panfletos distribuidos ayer la Sección Sindical de USO acusa a los representantes del CSIF de «oportunistas y serviles» con el equipo de gobierno, para el que también tienen palabras. Critican a la alcaldesa, María Isabel Fernández (PSOE), y, sobre todo, al «concejal/sindicalista/ socialista» Carmelo Renedo, edil de Urbanismo y también afiliado a Comisiones Obreras, al que califican de «joya de compañero» y del que dicen que ha dejado a un lado su talante reivindicativo para convertirse «en un patrón al estilo cortijo andaluz».

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