El pasado domingo, los parroquianos de Ruente, Ucieda, Lamiña y Barcenillas se sorprendieron cuando su párroco, José Pérez Bergara, no acudió a las misas de los cuatro pueblos que forman el municipio. Bueno, la sorpresa no fue igual para todos. Los vecinos de Ucieda relacionaron enseguida esta ausencia con otra: la de 18.000 euros de los fondos parroquiales de San Julián, de los que nadie sabe.
El pasado viernes, el obispo de Santander, Vicente Zamora, tomó «las medidas canónicas oportunas» -según un portavoz del Obispado-. Esto es, apartó al sacerdote de la tutela de las citadas parroquias. Llovía sobre mojado, ya que hace 20 años (también «por un asunto económico», que los parroquianos castreños ahora prefieren no recordar) había abandonado la iglesia de Santa María.
La decisión del obispo de Santander no fue ajena a una denuncia en el Juzgado presentada contra el párroco por la empresa constructora 'Cosver', de Cabezón de la Sal, a la que adeuda desde hace más de un año 38.000 euros por el arreglo del tejado de la parroquia de San Julián en Ucieda. La reclamación de este pago destapó el hecho de que los 18.000 euros que había en los fondos de la iglesia de esta localidad no aparecían.
Promesas y promesas
José Luis Molleda González, uno de los propietarios de la firma construcciones 'Cosver' contó ayer su versión de lo ocurrido. En 2009 su empresa recibió el encargo de arreglar el tejado de la iglesia de San Julián en Ucieda. José Pérez Bergara se comprometió a pagar, a los tres meses de finalizada la obra, la mitad de los 38.000 euros que costó ésta, y otros tres meses después, el resto. Llegó enero de 2010 y había que abonar la primera entrega «pero nos dijo que no tenía 18.000 euros en los fondos parroquiales porque los había mandado para el terremoto de Haití. Me lo creí, e incluso pensé que esas personas lo necesitaban más que nosotros. En aquel momento, me prometió que en un par de meses pagaría».
Así transcurrieron los doce meses del año pasado. «Me llamaba todos los meses pidiéndome algo más de tiempo y, como tiene mucha labia, yo me lo creía».
Según cuenta José Luis Molleda, un día el sacerdote le explicó que necesitaba esos fondos «para pedir un crédito y así pagarnos, otro día que el banco le había inmovilizado los 18.000 euros porque había avalado a una persona que había pedido un crédito, y que al ir coger el dinero no se lo habían dado». Fue entonces cuando el constructor comenzó a «mosquearse» y eso que «me lo habían advertido por varios sitios, que no me fiara de él, que ya las había armado en otros lugares pero me tenía comida la cabeza», relató ayer.
Sin embargo otras personas cercanas a José Pérez Bergara lo juzgan como «un buen hombre que se ha preocupado por los problemas del pueblo». Este periódico intentó ayer, infructuosamente, hablar con el párroco sin obtener respuesta alguna.
El Obispado de Santander no quiso entrar ayer en detalles, limitándose a confirmar que el cura ha sido apartado de sus funciones.
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