Un "infierno con 5.000 demonios"

13 abril 2011

La aventura para el club de bicicleta de montaña 'MTB Cabezón' comenzó hace cinco años con la celebración de la primera edición de 'Los 10.000 del Soplao', también conocido como 'El infierno cántabro'. El reto era sencillo: recorrer 165 kilómetros por el monte, con salida y llegada a Cabezón de la Sal. El nombre de la prueba ya mostraba el objetivo que buscaba el club organizador, que era llegar a los 10.000 inscritos. De momento, van por el buen camino, ya que, a día de hoy, ya son casi 5.000 los que se han apuntado entre las tres modalidades (bicicleta de montaña, de carretera y carrera a pie). Las pruebas se disputarán entre el 21 de mayo y el 4 de junio.

Sin embargo, la prueba reina de las tres es la de bicicleta de montaña. Año a año ha ido creciendo hasta llegar a convertirse en una de las más importantes y con mayor prestigio de cuantas se celebran en el país. De hecho, 'Los 10.000 del Soplao' ya están considerados como la 'Quebrantahuesos' (prueba ciclista que se celebra en Huesca y que reúne a 9.500 ciclistas) de montaña. Hasta ayer, se habían apuntado 3.311 aventureros, aunque el periodo para poder inscribirse continuará abierto hasta el próximo 30 de abril. Cabezón acogerá a 'bikers' provenientes de todos los puntos de la geografía nacional e internacional (Suiza, Alemania, Andorra, Francia y Portugal).

La prueba arrancará a las 8.00 horas. Como es habitual, los ciclistas dispondrán de 16 horas para completar un recorrido de 165 kilómetros de distancia, con duras subidas. Sin duda, la mayor dificultad reside en los más de 4.000 metros de desnivel positivo acumulado que ascenderán.

Cambios en el recorrido

La cita, que no es competitiva a pesar de que cada año la lucha por el primer puesto es cada vez mayor, presenta en esta quinta edición novedades en el recorrido. La más importante está situada en el kilómetro 108. En el Alto de Cruz de Fuentes (1.250 metros de altitud), se girará a la derecha en lugar de seguir recto como en anteriores ediciones. La organización ha querido evitar, por precaución, el paso por el alto de Palombera, ya que la prueba no está cerrada al tráfico. El nuevo trayecto es una bajada técnica y pedregosa, que llevará consigo una subida bastante pronunciada, que hará el recorrido más exigente que otros años, aunque el número de kilómetros seguirá siendo el mismo. Los participantes contarán con siete avituallamientos para reponer fuerzas.

Lo mejor de todo, sin duda, será el buen ambiente reinante entre los participantes.

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