Esther Merino lo primero que despierta es admiración. Con 38 años, casada y con tres hijos (entre ellos unos gemelos de dos años), todavía se puede contar en horas el tiempo transcurrido desde que tomó posesión como alcaldesa de Cabezón de la Sal. Esta tarde, además, ocupará su sillón como diputada del Partido Popular. Asegura que no le falta ilusión ni ganas de trabajar y explica todo esto que está pasando en su vida en sólo unos meses como «un reto muy interesante».
Merino es de las que cree que en las actuales circunstancias hace falta «un esfuerzo extra», que toca tirar de creatividad y que hay que priorizar, y al hablar de prioridades crear empleo ocupa el primer lugar en la lista de asuntos por abordar.
Esther Merino nació en Torrelavega, aunque prácticamente toda su vida la ha pasado en Cabezón de la Sal. Es maestra, ha dado clase a niños de Primaria y Secundaria, pero desde hace años su labor profesional ha estado ligada a las escuelas taller y es actualmente directora del Taller de Empleo de su municipio. Quizá por eso, cuando piensa en lo que en el futuro podrá aportar a su grupo parlamentario se le ocurre todo aquello que esté relacionado con el empleo y la formación, pero se apresura a dejar claro que está a disposición de su partido y que trabajará en la forma y el lugar que se le pida.
Al preguntarla sobre cómo piensa conseguir hacerlo todo, contesta en segundos: «Organización y familia».
Merino sabe que necesitará esforzarse pero dice que las oportunidades llegan sin avisar; que cuando el Partido Popular le propuso encabezar la candidatura municipal y formar parte de la lista regional lo habló con su pareja y su familia y que la respuesta fue que aceptara. «Ellos están casi más ilusionados que yo. Es un privilegio». Ella es el número 20. La de la mayoría absoluta.
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