Casar de Periedo reclama soluciones al paso a nivel en el que murió David

10 agosto 2011

Decenas de vecinos de Casar de Periedo acudieron ayer al paso a nivel sin barreras en el que, hace justo un año, falleció arrollado por un tren el joven David González, al que brindaron su recuerdo antes de recordar que «han pasado 365 días y todo sigue igual». Exactamente igual. El paso a nivel no tiene visibilidad ni barreras ni semáforos, y el proyecto anunciado por FEVE, la Delegación del Gobierno en Cantabria y el Ayuntamiento del municipio por el que éste y otros dos pasos a nivel de la comarca serán eliminados es aún un denso documento con algunos puntos por tratar que llevará mucho tiempo resolver.
 
Los vecinos, entre los que estaban la alcaldesa de Cabezón de la Sal, Esther Merino, y el alcalde pedáneo de Casar de Periedo, José Luis González Conchas, acudieron al paso a nivel donde el 9 de agosto de 2010 se produjo el accidente en torno a las cinco menos cuarto y levantaron algunas pancartas para pedir «soluciones» a FEVE porque el paso a nivel donde murió el muchacho «sigue siendo peligroso».
 
«Ya está bien de tomarnos el pelo. Exigimos que, al menos, limpien la zona de arbustos para que podamos ver si viene el tren al cruzar la vía. Mi hijo pasa por aquí en coche todos los días», explicaba Paquita, de Cabrojo, de camino hacia la vía del tren. Era, el suyo, un testimonio repetido entre los muchos vecinos de la zona que ayer se acordaron de David.
De David y de los responsables de llevar adelante un proyecto para eliminar los tres pasos a nivel y sustituirlos por un paso elevado, plan que, al parecer, no convence a todas las partes afectadas.
«Puntos que matizar»
Tal y como manifestó la alcaldesa, que el pasado lunes se reunió con el equipo redactor del proyecto, «hay algunos puntos que matizar porque el paso elevado supone que los vecinos de Cabrojo tengan que recorrer más distancia», motivo por el que el Ayuntamiento plantea hacer un «paso subterráneo peatonal» como alternativa. Pero mientras esto se resuelve, los vecinos de la comarca continúan exigiendo una solución que les garantice la seguridad del paso a nivel a base de concentraciones como la de ayer.
 
«No es tan difícil poner un semáforo en rojo, una señal prohibitiva que advierta a la gente de que viene el tren», apuntaba ayer indignado José Ramón, el padre de David, que explicó que «de la señal de stop a la vía hay unos dos metros, por lo que te tienes que acercar para ver si viene el tren y eso es peligroso». «Los vecinos -añadió- seguimos corriendo peligro, sobre todo los agricultores, que somos los que más pasamos por aquí.
 
Respecto al proyecto en marcha, el padre del chico repitió otra vez el mensaje que todos quieren transmitir: «Es un anteproyecto cuya redacción va a llevar mucho tiempo porque se tienen que expropiar fincas y eso no se hace de la noche a la mañana», recordó José Ramón, que añadió que este proyecto, además, «afecta a muchísimas personas porque se trata de dos núcleos poblacionales». 
 
Por su parte, la alcaldesa aseguró que «mañana (por hoy) vamos a ponernos en contacto con el delegado del Gobierno en Cantabria para pedirle una reunión y hablar de este tema». 
 
Todo lo anterior en medio de un silencio que, a las cinco en punto, al paso de un tren, se tornó en abucheos y pitidos que no cesaron hasta que el convoy se perdió de vista. Entonces, una joven leyó un mensaje: «Pedimos la seguridad de este paso para que a ningún otro vecino le pase lo que le pasó a David». Veinte minutos después, los vecinos posaron las pancartas en el suelo y se fueron dejando al lado del paso a nivel los dos ramos de flores que recuerdan el accidente que hace un año truncó la vida de David y la de su familia.

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