Las prostitutas de los clubes de Piélagos y León
a cuyos responsables juzga esta semana la Audiencia de Cantabria
trabajaban en condiciones "extremas" y tenían "miedo", según declaró una
de ellas ante la Policía y el Juzgado de Instrucción.
El
testimonio de este mujer, ya fallecida, se ha reproducido en la sesión
de este martes del juicio que se sigue contra cinco personas acusados de
conformar una red de trata de blancas en locales de Piélagos y Ponferrada, contra quienes se pide penas que suman 63 años de prisión (30 de ellos sólo para el presunto cabecilla).
La mujer relató entonces cómo fue contactada en Paraguay a través de personas que se dedicaban a localizar chicas y ponerlas en contacto con responsables de clubes en España. Les facilitaban el viaje, y, a su llegada, ya debían 2.600 euros, que debían ir devolviendo con su trabajo en el club.
De
todo eso les informaban en el aeropuerto, cuando acudían a recogerlas,
en este caso, el principal acusado, J.M.C., y su pareja, M.M.G.,
prostituta en uno de los locales, también procesada en esta causa.
La testigo, fallecida, señaló además como propietario de los locales a J.M.C., que es el principal acusado (el Ministerio Fiscal
pide 30 años de cárcel para él), pero que en la primera jornada del
juicio aseguró que sólo era el contable de los clubes y que era "como un
padre" con las chicas.
El verdadero propietario, M.J.F., también
acusado, ha prestado declaración este martes, y lo ha hecho para
desdecirse de lo que en su día admitió en otras instancias, que él era
un propietario "pantalla" para ocultar a J.M.C., quien fue el que junto a
otra mujer, le arrendaron el establecimiento de Piélagos.
Durante
la sesión celebrada en la Sección Tercera, uno de los letrados de las
defensas, Miguel A.Cocero, ha apuntado que la verdadera propiedad del
local pertenecía a otro empresario hostelero, al que ha citado con
nombres y apellidos, y que posee negocios similares en la zona de Cabezón de la Sal.
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