Puente Viesgo. Ni la
victoria en la Vuelta ni el embrollo en el que está metido, sin equipo
ya metidos en diciembre, han logrado cambiar a Juanjo Cobo (Cabezón de
la Sal, 1981). Al ciclocross de Puente Viesgo se asoma vestido con la
humildad del chándal del difunto Geox. Le cubre una gabardina marrón.
Anda sobre deportivas. Cuando, pasadas ya las 15.30, le invitan a comer,
rechaza la oferta. Agradecido, dice que prefiere volver a casa. Adora
la comida de su madre. La mañana la ha pasado colgado de una sonrisa.
"Es mi forma de ser. Pase lo que pase, siempre sonrío", dice. Esta vez
quizás tenga algo que ver con que hace unas horas le han dicho que
Eusebio Unzue quizás le abra la puerta del Movistar.
En tres meses ha pasado de ganar la Vuelta a no tener equipo para 2012.
Es una situación un poco extraña, ¿verdad? Después de ganar
una Vuelta nadie se imagina que pueda estar a estas alturas, casi
empezando el año, sin equipo. Es lo que me ha tocado vivir, pero lo hago
con rabia.
¿Cómo gestiona lo que le está ocurriendo?
No me estoy rayando mucho buscando un equipo. Hay gente en la que tengo mucha confianza que se está encargando de ello por mí.
Fue decisión suya seguir en el proyecto de Geox pese a su inestabilidad. ¿Se arrepiente?
No tengo razones para hacerlo porque nadie se imaginaba que
esto pudiese ocurrir. Después de la Vuelta miré otras cosas, pero tanto
económica como deportivamente, ésta me pareció la mejor. En la decisión
influyeron más cosas. He corrido ocho años de profesionales y siete de
ellos han sido junto a Matxín y Gianetti. Está claro que han sido los
que más a gusto he estado y los que mejor he rendido. Tenía otras
ofertas similares económicamente, pero lo deportivo y lo sentimental me
hicieron decidirme.
Es algo insólito que el ganador de la Vuelta no tenga equipo.
Yo he oído cifras de la repercusión publicitaria que ha tenido
Geox en esta Vuelta -17 millones de euros- y son asombrosas. Creo que
supera con mucho la inversión del patrocinador. Si una empresa se mete
en un deporte para obtener publicidad y los resultados son
impresionantes... No sé, no entiendo lo que ha podido pasar después de
la Vuelta.
Que su presencia no haya conseguido atraer el interés de un patrocinador no habla bien de este deporte.
Mira, cuando voy por la calle, en cualquier lugar, me paran,
me saludan y quieren sacarse fotos conmigo. Mi victoria en la Vuelta ha
tenido impacto. Ahora soy un tipo conocido. Pero a nivel de negocio...
Eso es otro asunto porque nos ha tocado vivir una época complicada.
¿Se refiere a la ciclista o a la económica?
¿Las dos?
¿Cómo sobrevive a estos meses de incertidumbre?
No es sencillo, pero esta vez me han salvado los actos de
homenaje por el triunfo en la Vuelta. He estado tan ocupado que no me
han dejado tiempo para pensar en el tema.
¿Quiere decir que no está agobiado?
Es que contaba con que esta Vuelta me cubriese las espaldas.
Sabía que, de no salir adelante el proyecto de Matxín, sería difícil que
me quedase sin correr en 2012 porque no sería bueno para la imagen del
ciclismo. Aunque, de momento, esa posibilidad aún está ahí.
¿De verdad piensa que puede quedarse sin correr?
No, no, yo no lo pienso, de ahí la tranquilidad, pero puede
llegar a ocurrir porque ahora mismo no tengo nada firmado y sigo sin
equipo.
A estas alturas, ¿qué es lo que busca?
La mejor opción posible.
¿Deportiva o económica?
Deportiva, porque económicamente no estamos para exigir mucho.
¿Siente que ha perdido una buena oportunidad para hacer dinero en el ciclismo?
No es que lo sienta, es que es así. Había firmado un contrato
de 750.000 euros. Tenía la vida resuelta, o casi. He perdido esa
oportunidad y ahora me tengo que conformar con lo que salga.
Puede salir el Movistar. Eusebio Unzue le ha abierto la puerta del equipo.
Es lo que he oído, que Eusebio ha dicho que me haría un hueco.
Pero no sé nada más. De eso sabe mi mánager (Sánchez Sabater, el mismo
que lleva a Valverde).
Ya estuvo con Eusebio en 2010 y no le fue bien. No
rindió lo esperado porque la presión le anuló. ¿No teme que, de fichar
por el Movistar, le pueda volver a ocurrir?
Ahora lo veo de otra manera. Es un poco diferente. Los malos
resultados de aquel año fueron culpa mía, no tuvo nada que ver con el
equipo. A pesar de no rendir, ellos se portaron conmigo estupendamente.
Por eso, como sé que sigue dependiendo de mí y la motivación que me ha
dado esta Vuelta lo cambia todo, creo que puedo darle a Unzue lo que no
le di en su día. Entonces fallé y ahora me gustaría tener la oportunidad
de compensarle.
¿Dice que la Vuelta le ha cambiado?
Mucho. Ya no pienso en el fracaso. No me agobio ni me siento
presionado. Anímicamente estoy superfuerte. Ahora mismo solo pienso en
seguir corriendo y en volver a ganar. Todo depende de mí: de que
entrene, me cuide y vuelva a creer que soy capaz de todo.
Esta vez lo tendrá que hacer solo, sin Matxín.
Todos mis triunfos han sido con él a mi lado. Es la persona
que deportivamente más confianza me ha dado. Es una lástima tener que
separarnos. De él y de mucha gente. De David de la Fuente, por ejemplo.
Aún luchamos por continuar juntos. Si saliese lo del Movistar igual no
sería posible, pero ahora es una cuestión de supervivencia.
¿Y si no sale lo del Movistar?
Estamos mirando algo en el extranjero. Algún equipo
continental profesional en el que quepamos los dos. Pero todo está muy
difícil.
Ya quiso dejar la bici el año pasado, ¿lo asumiría ahora?
Ahora pienso que, de haberlo hecho, me habría arrepentido. No
tengo nada más allá de la bicicleta. Siempre he sido ciclista y he
intentado vivir de esto. Creo que soy humilde y podría trabajar de
cualquier cosa, pero mi oficio es este.
Durante la Vuelta dijo algo similar, que este era su oficio, no su pasión.
Es cierto que lo dije, pero para trabajar en esto, por lo
sacrificado que es, te tiene que gustar. Es mi trabajo, claro; una forma
de vivir. Mi padre trabaja en la fábrica y yo soy ciclista. Estoy
contento de seguir siéndolo, de haber soltado todo lo que tenía dentro
aquella vez y de que Matxín me convenciese para seguir. Ahora soy otro,
estoy hipermotivado. Entreno sin saber lo que va a pasar el año que
viene. Y lo hago convencido de que voy a correr. No me planteo que el 1
de enero tenga que ir a firmar el paro.
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