El poblado cántabro es el rey de Cabezón de la Sal. La
joya de la corona. El recurso turístico de la localidad que hasta hace
poco no era más que un adorno, es ahora el principal atrayente de los
turistas. Es mucho más que tres cabañas que representan cómo vivían
nuestros antepasados hace 2.600 años. Es una explicación de los orígenes
de la villa, una representación prehistórica en toda regla y sobre
todo, explica el concejal de Turismo, Gustavo González Monterrubio, «es
el punto de mayor recaudación en el aspecto turístico de la Villa». Y
eso que los dos euros que cuesta la entrada -un euro si se es menor de
doce años- no parecen gran cosa, pero lo son si se tiene en cuenta el
gran número de visitas que está recibiendo el museo desde el pasado mes
de mayo.
Desde que el complejo se abriera al público durante la
Semana Santa para volver a cerrar y abrir de forma permanente a partir
de mayo, las visitas no han dejado de incrementarse con respecto al año
pasado. Monterrubio habla de 2.000 hasta el momento y es optimista en
cuanto a cifras: «El año pasado conseguimos 8.000 visitas, pero este año
llegaremos a 10.000», calcula. La mayor parte del turismo se la lleva
el Poblado que adorna la entrada a la Villa de la sal. Sobre una
montaña, se erigen las cabañas «por donde se realiza un recorrido
explicando cómo vivían los cántabros en los poblados protegidos por
murallas en las zonas altas y resguardados de la vista de los enemigos»,
explica Rodrigo, uno de los participantes en el taller de empleo de
turismo que hace de guía en el Poblado.
«Hay días que vienen grupos grandes de visitas
concertadas con colegios y asociaciones y otras veces que vienen
familias sueltas», añade Rodrigo.
Resultado satisfactorio
El resultado suele ser satisfactorio: «la gente sale
contenta», asegura. Al menos Bonneville, el responsable del grupo de 48
franceses que acaba de visitar el Poblado, parece contento. «Nos ha
gustado mucho y hemos aprendido cómo vivían los prehistóricos aquí», le
dice en francés a la traductora. Cinco minutos después de que se marchen
los franceses, llega un matrimonio y una niña. Rodrigo vuelve a empezar
la visita «de treinta minutos que siempre se alarga un poco más». El
goteo de visitantes es constante.
Monterrubio habla más de los beneficios para el
Ayuntamiento. «Hemos contratado a seis personas del taller de empleo y
se va a contratar a otras tres de corporaciones locales», explica
enfatizando que gracias al Poblado también se crean puestos de trabajo.
El concejal repite lo mismo en cada frase: «El centro de interpretación
es pionero en la industria turística».
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