Natural de Cabezón de la Sal, Rocío Pérez -25 años- lleva
alrededor de siete años viviendo por su cuenta en Gijón. Estudió
Trabajo Social en la escuela de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales
'Jovellanos', título que, de momento, no le ha servido para desarrollar
una carrera en su campo. «Ahora mismo trabajo de camarera, algo que me
sirve para seguir adelante», señala, no sin antes reconocer los
problemas a los que ha tenido que hacer frente durante esta travesía:
«La mayoría de cosas son positivas hasta que llegan las facturas y no
tienes con qué pagarlas», reflexiona.
De todas formas, esta cántabra anima a la gente a dar el
paso y salir de casa. «Entiendo que la gente se lo piense dos veces
antes de decidirse. Es muy difícil encontrar un buen trabajo, sobre
todo, si no quieres hacerlo en cualquier sitio. ¡Pero es hora de que
nuestros padres descansen!», apunta. Su rostro cambia cuando se le
pregunta por la precariedad a la que muchos jóvenes tienen que hacer
frente. «Llevo diez años trabajando y este es mi primer contrato. Eso te
lleva a replantear muchas cosas, desde volver a casa a irte a cualquier
sitio donde haya empleo. Hasta hace nada he tenido que hacer malabares
para poder seguir adelante», añade, no sin antes concluir: «Hay que
arriesgar, hay que probar si de verdad te vales por ti mismo».
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