El consejero de Educación, Miguel Ángel Serna, presentó
ayer los resultados de la evaluación de diagnóstico que su departamento
realiza cada curso a todos los alumnos de 4º de Primaria (10 años) y 2º
de Secundaria (14 años). Se trata de un examen que permite cifrar el
nivel medio de la región –el curso pasado se examinaron 10.024 alumnos
de 220 centros– en las competencias de Lengua, Matemáticas e Inglés para
identificar cuál es el nivel de cada centro respecto a la media. «Las
diferencias son muy importantes, de hasta 150 puntos –cuando la media
regional es de 500–, lo que demuestra que hay equipos directivos y
profesores que son capaces de dar un valor añadido a sus centros, y
otros que no», señaló el consejero Miguel Ángel Serna.
Entre las conclusiones de la prueba de diagnóstico
también se recoge que las chicas obtienen mejores resultados en Lengua e
Inglés y que los chicos son «ligeramente» superiores en Matemáticas.
Además, los resultados son más positivos entre los centros concertados,
aunque el consejero explicó que es «gracias a que el nivel económico y
social de sus entornos es mayor que el de los centros públicos».
El consejero puntualizó que la evaluación de diagnóstico
permite comparar a los centros de Cantabria, conocer su evolución y cómo
influye el nivel socioeconómico y cultural de las familias, lo que a su
vez permite a la Consejería saber qué centros «están por debajo de lo
que se espera de ellos» y requieren una «atención especial» para que
mejoren sus resultados. También sirve de orientación a los centros y a
las propias familias, que reciben un informe con la puntuación del
alumno en cada competencia, las medias de su clase, del centro y del
conjunto de Cantabria.
Serna destacó que «si bien hay diferencias significativas
entre centros –en algunos casos de más de 150 puntos respecto a una
media fijada en 500–, si los centros con peores resultados, que quizás
hacen que Cantabria se quede un poco por debajo de la media de las
comunidades del Norte, aprenden de los que han obtenido buenos
resultados, la realidad académica de Cantabria podría llegar a situarse
no sólo por encima de la media del Norte sino incluso por encima de la
media europea». Una situación que, para el consejero, supone una
«llamada a la esperanza».
La ley impide a la Consejería realizar un ranking de
centros, pero el responsable de Educación identificó a los que
sobresalen por encima de los de su mismo nivel sociocultural: el Centro
Rural Agrupado (CRA) Peña Cabarga (Medio Cudeyo), el colegio Manuel
Cacicedo (Santander) y el Ramón Laza (Cabezón de la Sal). Tres colegios
públicos que, según avanzó Serna, recibirán la visita de la Consejería
para analizar su proyecto educativo y tratar de aplicarlo en los centros
que han obtenido peores resultados.
La clave del éxito
Según explicaron a este periódico los directores de estos
tres colegios, su receta consiste en trabajar las competencias básicas.
«En lugar de hacer sumas y restas buscamos un problema diario donde los
niños puedan poner en práctica sus conocimientos. Los aprendizajes
memorísticos y repetitivos se olvidan al año siguiente», aseguró la
directora del colegio Manuel Cacicedo, Mariola Setién, para dar a
entender lo que significa potenciar las competencias.
El director del colegio Ramón Laza, Ángel Luis Muñoz, no
tiene ninguna duda de que la clave de sus resultados está en el plan de
formación que implantaron hace tres años. «La idea era enfocar la
metodología hacia las competencias básicas, y desde entonces hemos
conseguido concienciar al profesorado de la necesidad de utilizar esta
metodología. No se trata sólo de transmitir contenidos, sino de que sean
capaces de resolver situaciones y problemas». Sus pilares son, además
de las competencias, las TIC (Tecnologías de la Información y la
Comunicación) y la atención a la diversidad: a los alumnos que no siguen
el ritmo del resto de la clase o que tienen necesidades especiales.
En el CRA Peña Cabarga no sólo tienen un proyecto
educativo orientado a las competencias, sino que cuentan con otra
ventaja en su número de alumnos –56 el curso pasado–, repartidos en sus
dos escuelas: una en Heras y otra en San Salvador. «Esto permite que los
niños reciban una atención muy individualizada», destacó su director,
Jesús García Rivas, que también incidió en la importancia de trasladar
los conocimientos teóricos a la vida diaria.
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