Imputan la muerte de las ocho vacas en Cabezón al hijo del propietario

02 septiembre 2009


La investigación de la muerte violenta de ocho vacas en el barrio Pontonillas, en Cabezón de la Sal, reveló ayer nuevos detalles. El único sospechoso por la causa es el hijo del propietario de las reses, quien fue denunciado ante la Guardia Civil por su propio padre. A pesar de ello, no existe ninguna prueba de su implicación en la matanza, por lo que la Policía Judicial se hizo cargo ayer mismo del caso para esclarecer unos hechos que cuentan todavía con muchos interrogantes.

Las vacas, de raza limusina y destinadas a carne, aparecieron muertas el pasado sábado por la mañana en el interior del establo de su propietario. Junto a ellas se encontraban también dos en estado grave. El veterinario descubrió en cuatro de ellas unos pequeños agujeros de pocos milímetros bajo la piel de la nuca y la frente.
Este hecho provocó que se extendiese por el pueblo el rumor de que se tratase de agujeros de bala del calibre 22. En el establo no se encontraron casquillos y la Guardia Civil, aunque no descarta esta teoría, cree que el arma podría tratarse más bien de un percutor de aire comprimido como el que utilizan los veterinarios o para atontar a las reses en los mataderos.

Las balas de calibre 22 se usan en las carabinas que utilizan los federados en caza, y en pistolas de tiro olímpico. El sospechoso no tiene licencia para ejercer ninguna de estas actividades, aunque las investigaciones tampoco descartan que hubiese podido contar con la ayuda de un cómplice.

No es el primer acto de violencia que sufre este pequeño barrio de Cabezón de la Sal. Seis familias han sufrido en el último año, y siempre los viernes por la noche, episodios similares. En verano de 2008 quemaron dos cabañas en el monte y, posteriormente, dos vehículos. Meses después, cogieron las reses de otro vecino, las echaron de la cuadra y le prendieron fuego, y otra vez quemaron un garaje con un coche y la segadora dentro. Este 'tranquilo' barrio de Cabezón de la Sal también ha amanecido con pintadas amenazantes, según denunciaron varios vecinos de la zona a este periódico.

«Quien haya hecho estas cosas tiene que ser de la zona, porque conoce perfectamente dónde están los animales, los horarios que lleva la gente...», creen los vecinos. De momento, ya hay un sospechoso.

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