El funeral de David González, fallecido tras ser arrollado por el tren en un paso a nivel sin barreras, congregó ayer, miércoles, a decenas de vecinos que acudieron a la iglesia de Periedo para darle su último adiós. La tragedia ha dejado conmocionados a amigos y conocidos del joven que ayer acudieron con los rostros rotos de dolor. La multitud ocupó el interior del templo, por lo que muchos tuvieron que seguir desde fuera la misa oficiada por el párroco de la localidad Jesús Jimeno. «Ha sido una misa muy íntima y ha acudido muchísima gente, tanto del Valle de Periedo, como de Oreña, de donde descendía la madre de David», afirmó el alcalde, José Luis González.
Al oficio acudieron la alcaldesa de Cabezón de la Sal, Isabel Fernández; el alcalde de Alfoz de Lloredo, Enrique Bretones, y el pedáneo de Casar de Periedo, José Luis González. Entre los clérigos, se encontraba también un párroco de Oreña, un misionero de Venezuela y Miguel Expósito, el otro cura de la localidad.
Fue una dura despedida la del joven David, que sólo contaba con 22 años de edad cuando fue atropellado por el tren, mientras conducía una motosegadora cuyo ruido le impidió escuchar los avisos. Su familia y amigos, hundidos, trasladaron el féretro desde la iglesia hasta el cementerio. Los asistentes, en señal de respeto, guardaron silencio.
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