Francisco Pozo es el presidente, director, organizador y
alma mater en Cantabria de una de las instituciones, el Banco de
Alimentos, más necesarias en nuestra sociedad. Quita el hambre a muchas
personas y a otras las ayuda a terminar el mes. Nunca pide lo que no
necesita por eso ahora hace un llamamiento para que no se presenten más
voluntarios para colaborar, porque tienen «gracias a Dios» lista de
espera. Los alimentos llegan con regularidad tanto de los estamentos,
como de las empresas y de las aportaciones que realizan solidariamente
los ciudadanos. Basta una llamada de atención del Banco de Alimentos, y
sus almacenes se llenan a rebosar de comida. Así y todo cada día se
vacían las baldas y es necesario reponer.
«Pero la crisis alcanza a todo el mundo, también a
nosotros», explica Francisco del Pozo, «y a las instituciones que hasta
ahora nos ayudaban económicamente. Éstas también han tenido que congelar
las ayudas por lo que ahora lo que precisamos con urgencia son socios
que nos aporten el dinero que necesitamos para que esta máquina no se
pare».
En estos momentos el Banco de Alimentos tiene 55 socios,
que pagan desde un euro al mes hasta lo que cada uno quiera o puede dar.
«Afortunadamente seguimos recibiendo ayuda del Gobierno de Cantabria,
de la Fundación Botín y de Caja Cantabria, pilares fundamentales para el
Banco de Alimentos, pero no es suficiente porque hay otras
instituciones y empresas que han tenido que bajar sus aportaciones»,
explica el presidente. Pero ¿para qué necesitan el dinero en metálico?
«Los alimentos y la mano de obra, excepto una persona que nos lleva la
contabilidad, es gratuito, pero tenemos gastos insoslayables.
Necesitamos pagar los recibos de la luz, del agua, el mantenimiento de
las furgonetas de reparto, carretillas elevadoras, alquileres,
teléfono... el gasto de combustible, que no es poco. Ahorramos todo lo
que podemos y tratamos de gastar el mínimo, pero es que movemos gran
cantidad de alimentos. Este año, por ejemplo, repartiremos 900.000 kilos
en Cantabria y eso cuesta dinero».
El recibo de la luz es otro de los 'puñales' que cada mes
le llega a esta institución benéfica, reconocida con el Premio Príncipe
de Asturias a la Solidaridad, ya que en sus almacenes disponen de
cámaras frigoríficas para preservar aquella comida que requiere frío.
Así y todo, Francisco del Pozo reconoce que, «independientemente de la
concesión de este importante premio, la gente siempre ha sido muy
solidaria con nosotros. Precisamente en estos momentos tan difíciles es
cuando más solidaridad hay».
Ser socio del Banco de Alimentos es un acto voluntario en
las cantidades a aportar, «desde un euro a lo que se crea conveniente y
con la periodicidad que se desee, o bien con un donativo una vez»,
explica. Quienes quieran echar una mano pueden hacer sus donativos en la
cuenta 2066-0015-18-0200018014.
Con sus medios ayudan en Cantabria a 22.000 personas y a
165 centros, mensualmente. «Nosotros llevamos los alimentos a los puntos
de destino, pero si por ejemplo los ayuntamientos se organizaran y
vinieran ellos a buscar la mercancía y la repartieran, nuestros gastos
bajarían notablemente». Anualmente, el Banco de Alimentos de Cantabria
necesita 50.000 euros para cubrir todas las necesidades de intendencia.
El personal que colabora con ellos -muchas de estas
personas son parados-, hacen dos turnos diarios, mañana y tarde, de
cuatro horas cada uno, «y cuando alguien falla, se acude a la lista de
espera de los voluntarios que afortunadamente tenemos». El camino más
frecuente de iniciar una colaboración es aquel por el que el banco se
dirige a las empresas de su entorno solicitándoles alimentos.
También es frecuente que una empresa se ponga en contacto
con el Banco ofreciendo sus excedentes. Existen compañías que ceden
instalaciones o materiales en desuso que son aprovechados. Son muchas
las empresas de alimentación las que colaboran, además de todos los
ayuntamientos. Pero también hace falta dinero.
0 Opiniones...Anímate a participar :
Publicar un comentario