Hippies y moteros toman las calles de Cabezón de la Sal

05 agosto 2013


 


Hippies y moteros animaron este fin de semana el comienzo de las fiestas en Cabezón de la Sal, donde la apertura de un mercado de aquella época -los años 60, 70 y 80- y la 'quedada' de más de cien motoristas a bordo de sus espectaculares vehículos hicieron las delicias de los vecinos y visitantes de la villa.

El sábado tuvo lugar el espectacular desfile de hippies, en el que los participantes fueron vestidos con los atuendos típicos de la época y a bordo de un viejo Seat 600. Ese día no había casi aparcamientos en Cabezón. «El pueblo está lleno», se escuchaba. Y lo estaba. El mercado de los sábados, el mercado Hippie, las casetas de pinchos y las actuaciones musicales fueron, en suma, un gran reclamo. 

Por la villa brillaban los colores ochenteros. Hubo talleres, pasacalles, espectáculo de fuego y mucho más. En el mercado Hippie, de todo. Desde collares de arcilla hechos a mano hasta monederos. Aunque la gente miró más de lo que compró. «Hay mucho ambiente y el tiempo de momento acompaña», decía el sábado Agustín, apostado tras uno de los puestos del mercado hippie. «Yo hago mojitos y mi mujer vende los bolsos y las carteras de piel hechos a mano por los dos», explicaba. Flores y pañuelos en el pelo y, de fondo, los incomparables sones de 'Stand by me'.

«La gente pasa y mira, pero compra poco», explicaban los dueños de otro puesto, La Alberca, que vinieron de Salamanca.

Además del mercado, la localidad también albergó el sábado el X Encuentru de Rabelistas, que se celebró durante toda la jornada en la carpa del parque Conde San Diego. Ya por la tarde, las casetas de pinchos volvieron a llenarse y la gente salió a la calle para seguir disfrutando de sus fiestas.

Y motos
 
Y ayer, domingo, un centenar de motocicletas estacionaban en la carpa del parque Conde San Diego para participar en la II Quedada Motera en familia que tuvo lugar en Cabezón de la Sal y en el que se reunieron moteros de toda Cantabria. Fue uno de los eventos que forman parte del programa de fiestas que se celebran estos días en el municipio. Los moteros madrugaron ayer para tomar el café de bienvenida en la carpa del parque. Desde primera hora se empezaron a ver las chupas de cuero y las botas de punta, aunque fueron sus motos, eso sí, las protagonistas. Cada una de marca y de un color. Así hasta cien. 

A las once de la mañana, los moteros partieron hacia Puentenansa, pasando por Saja, Val de San Vicente y San Vicente de la Barquera. «Sólo paramos a picar algo en Puentenansa», explicaba ayer Ángel González, uno de los participantes. Después, vuelta a la carpa del Conde San Diego para disfrutar de una apetitosa paellada en lo que definieron como una «comida de hermandad, de motos, familia y amigos». Y es que al almuerzo no sólo asistieron los moteros sino también sus familiares. Con el sol, que no abandonó a estos aficionados en todo el día, cantaron, bailaron y realizaron diversos juegos organizados tanto para los mayores, como para los niños, que también los hubo.

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