"La sociedad necesita emprendedores como los de nuestra historia local"

03 agosto 2013

 

El pregón del empresario Juan Parés Boj, director de Textil Santanderina, antesala de los actos del Día de Cantabria, en Cabezón de la Sal, fue un elogio a los «aventureros emprendedores» que jalona la historia local de la villa. En ese espejo de amplio espectro se miró el pregonero de este año para reivindicar que en los momentos difíciles, como los actuales, «no hay atajos ni salidas rápidas», sino «esfuerzo y coraje para emprender nuevos retos que generen expectativas para todos». Y para lanzar un mensaje de optimismo: «Tenemos un pueblo con futuro, una Cantabria con futuro» 


Pares estaba en su tierra y entre los suyos. Los mismos que en 1982 distinguieron a su padre Juan María Parés como hijo adoptivo de la villa por el impulso dado a la industria textil, a la que consolidó y convirtió en una de las empresas punturas del sector en España. El acto, convertido en un homenaje a los hombres y mujeres ilustres de Cabezón de la Sal y de Cantabria, estuvo presidido por el jefe del Ejecutivo, Ignacio Diego, y la alcaldesa de la localidad, Esther Merino, y contó con la asistencia de los consejeros de Industria, Eduardo Arasti; Medio Ambiente, Javier Fernández, y Obras Públicas, Francisco Rodríguez, además del presidente del Parlamento, José Antonio Cagigas.

El discurso del responsable de Textil Santanderina se articuló sobre esos ilustres personajes de Cabezón de la Sal, con múltiples valores, entre los que destacó uno común a todos ellos: «No cayeron en el ensimismamiento que puede producir nuestra región y nuestra historia». Fueron «generosos, creativos y aventureros emprendedores», cualidades que reivindicó en su breve repaso por la historia local. Evocó a José Sánchez Ramos, hijo ilustre de la villa, que en 1898 llevó el alumbrado público a Cabezón; a Pedro Ygareda Balbás, que legó su fortuna a una fundación para los niños, ancianos y enfermos de Santibáñez, Carrejo y Cabezón; a Santiago Galas Arce, que creó el complejo deportivo-docente que hoy lleva su nombre; a las monjas Estéfana Ibárburu y María Moreras, por su labor humanitaria en la villa; a su propio padre Juan María Parés y a otros emprendedores de relieve como Ángel Gutiérrez y Restituto Raba, Manuel Díaz y Díaz, los hermanos Higinio y Ventura González Cosío, Manuel Bueno Simón y Armando Rodríguez, los hermanos Iraola; a la estudiosa del folklore cántabro Matilde de la Torre o el más emblemático de los alcaldes cabezonenses, Ambrosio Calzada. 

Si se adentró en esa pequeña historia local, llena de «personajes de enorme valía» fue para reclamar sus valores en un «momento difícil», en el que «nuestra sociedad necesita aventureros emprendedores, capaces de empujarnos a metas no imaginables. Todos nuestros protagonistas entendieron que sólo fracasa el que no lo intenta. Su ejemplo nos tiene que dar el coraje para emprender». Porque, a su juicio, «no hay atajos ni salidas rápidas, ni medidas secretas» para salir de la crisis. Los afectados por las preferentes manifestaron su protesta en el acto.

Diego defiende una política industrial futurista e innovadora «Para el Gobierno de Cantabria, Parés Boj es un ejemplo del tipo de intereses empresariales que necesitamos en nuestra región, no solo para tomar el testigo de las empresas que proporcionaron riqueza y trabajo a esta tierra en los años del desarrollo intensivo, sino para lidiar con las exigencias y demandas de los nuevos tiempos». El presidente Ignacio Diego solo tuvo parabienes para el empresario de Textil Santanderina, a quien se refirió como «uno de los grandes líderes empresariales» de Cantabria. 

En este contexto y mirando a Parés Boj como ejemplo, Diego apostó por una política industrial que sea «futurista y no nostálgica; adaptativa e innovadora en lugar de conservadora». Ante este reto, «la economía de Cantabria necesita personas que, como Juan Parés, compartan esta visión: no veamos en la tradición lo que tiene de pasado, sino lo que tuvo en su momento, de futuro». Que sea la industria la encargada de pregonar los festejos regionales y locales encierra para Diego un «simbolismo muy profundo» de la «actitud vital que la industria manifiesta: una actitud de transformación, de innovación, de creación, de progreso».

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