Las personas que pasan por la Feria de la Alubia y la
Hortaliza de Casar de Periedo se cuentan en miles todos los años y este
domingo, también. De nuevo llovió, como en la anterior edición, y de
nuevo la gente transitó entre los más de 150 puestos intentando no
quedarse anquilosado entre las varillas de los paraguas, pero el mal
tiempo perdió de nuevo la batalla frente a las ganas, el empeño y la
increíble oferta que se dejó ver en Casar. Desde primera hora de la
mañana hasta última de la tarde, el centro de esta pedanía de Cabezón de
la Sal estuvo lleno de visitantes, que se acercaron a disfrutar de una
feria ya consolidada en la localidad.
La palabra que más se oía pronunciar, “alubia”. De estas se
vendieron muchas. Que si rojas, blancas, verdes –para ponerlas con
almejas-, pintas, de fabada… La textura es deliciosa en todas, “sobre
todo si son de Casar de Periedo”, decía Ana Díaz, una productora de
Casar que siempre coloca su pequeño puesto a la izquierda de la entrada a
la plaza. Su ritual es el siguiente: el cliente pide un kilo de alubias
blancas, ella las recoge con una paleta del saco, las introduce en una
bolsa marrón, las pesa, las cierra y las pone la etiqueta con su nombre.
Esta vecina vendió este domingo alubias como chupa chuses. “Lo que las
hace especiales es la tierra donde se cultivan, porque es muy
arcillosa”, explicaba, ya experta. Las de color costaban doce euros el
kilo y diez las blancas. Eran las doce de la mañana y llevaba cuatro
horas en pie, “y las que me quedan”, decía con la sonrisa.
Las alubias compartieron protagonismo con el segundo de a bordo, el queso,
y de quesos sabe mucho Pedro Labandón, de Liébana. Su puesto estaba al
lado del de Ana. Cabra, oveja, vaca, en torta y formato ‘quesuco’. No es
una cuestión de tamaño, es calidad. Viene todos los años, “porque es un
día importante”. La gente pasa, se para, prueba y continúa. No todos
compran, solo algunos, “pero está bien que se celebren estas ferias
porque se promocionan los productos de Cantabria”, explicaba Luigi, de
Santoña, que vendía, claro, anchoas del Cantábrico y bonito. Cree que
hay “un pelín menos de gente” que otros años.
Detrás
de la barra donde se servían las bebidas, un grupo de mujeres vestidas
de antaño freían tortos y boronos, la tapa de la feria. No daban
abasto. Había que calentar el cuerpo y el estómago y combatir el mal
tiempo. De fondo, tambores y gaitas. Mientras, bajo una carpa, se
preparaba el cocido que luego todo el mundo comería. En otro puesto, se
escenificaba la matanza del cerdo y Carmen, de Casar, hacía morcilla y
daba a probar a todo el mundo. “Está exquisito”, decía ella. “Lleva
arroz, cebolla, manteca de cerdo, pimienta, orégano, comino, sal y
sangre”, explicaba sobre la morcilla, metida en faena. Los flashes de
las cámaras le hacían cerrar los ojos ¿No se siente una estrella de
cine? “qué va, ya estoy acostumbrada”, presumía.
La oferta fue casi infinita. Abalorios, dulces a raudales,
pan, embutidos, conservas, hortalizas, mieles, licores, artesanía,
frutos secos, como los de Luís, de Torrelavega, que también dice que hay
un poco menos de gente que el año pasado, pero que “el ambiente es muy
bueno” ¿la razón? “la economía y el tiempo”. Por el puesto de Luís
pasaban Mª Carmen Martínez y su marido, Agustín, también de Torrelavega.
“Venimos todos los años porque nos encanta”, explicaban mientras
terminaban de masticar la quesada.
Además de una increíble oferta, se realizaron también varias representaciones, como la de la escuela, en cuya entrada siempre, cada año, se agolpa la gente.
Es una escuela de los años 40 y 50. Una reliquia con pupitres de
madera. También este año cuatro vecinas del pueblo, mayores, volvieron a
reunir la fuerza y el humor para vestirse de señoras de la época,
viudas, de negro, y representar la vida de entonces, tejiendo y
desplumando gallinas.
A las dos, las colas para comer el cocido ya eran muy largas. En total, se vendieron 2.000 cazuelas del potaje, 200 más que el año pasado.
El alcalde pedáneo, José Luis González Conchas, terminó la feria con
una buena noticia: “La consejería de Ganadería, Blanca Martínez, ha
visitado la feria y ha dicho que nos va a apoyar para que sea declarada
Fiesta de Interés Turístico Regional”.
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