Las obras del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal

26 diciembre 2014

  A los mensajes y crónicas del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal en todos los soportes –digitales, impresos, audiovisuales, radio macuto...– a su alcance sólo les falta el merengue para completar el empacho que están produciendo en los sufridos lectores, oyentes, espectadores y testigos, más o menos impasibles o entregados a su persistente propaganda sobre la primacía y oportunidad de sus inversiones y realizaciones, en medio del verbo florido de sus representantes y el exquisito manejo de sus plataformas mediáticas donde se confunden, de forma invisible, su carácter institucional con su orientación partidista, su titularidad pública con su filosofía sectaria, y sus recursos "culturales" con la negación sistemática de la objetividad y el pluralismo.


  En esta avalancha –que incluye, como cualquiera puede comprobar, el uso inteligentísimo de las nuevas tecnologías–  lo mismo le cae al sorprendido vecino una revista que se proclama municipal a la que se le ha olvidado añadir las siglas del partido que la patrocina, que una inversión millonaria en un nuevo Centro de Salud innecesario y "orientado" a su próxima privatización dentro del programa de recortes y copagos sanitarios  –mientras el actual permanece en perfecto estado de conservación y susceptible de ampliar, horarios, prestaciones, superficies y plantillas– o unas "mejoras" urbanizadoras de inspiración mediterránea con la supresión de alcorques y vegetación del país, superfluos y artificiosos enlosados postizos y cementos de colores para dificultar las labores de limpieza, asfaltados, mobiliarios y bordillos inventados...., en vez de actuar con mayor modestia presupuestaria en aceras y calzadas que estaban perfectamente transitables y necesitadas sólo de actuaciones de conservación y mantenimiento en detalle; y lo mismo contempla carriles-bici que no van a  ninguna parte o eucaliptos que se caen sobre casas, caminos y carreteras, que talas de arboledas urbanas y rurales, carísimos arreglos de edificios municipales y fundacionales o instalaciones de hierba artificial de avanzadísimo ingenio para vender motos y mantas, que innumerables e "inocentes" espectáculos convertidos en terapia ocupacional u oferta permanente de entretenimiento y distracción sublimes (o subliminales, vaya usted a saber).

  Todo ello en contraposición con el olvido de asuntos tan triviales e intrascendentes como los de enterarse de los ingresos y gastos de la Comisión de Fiestas; de los criterios y beneficiarios de subvenciones a entidades culturales y deportivas; del impacto de la macrosuperficie de Navas en el tejido del comercio tradicional; de las actas o acuerdos locales sobre la prioridad o los argumentos de las inversiones públicas; de las memorias técnicas sobre la situación en que se encontraban los lugares donde se gasta alegremente el dinero de todos los ciudadanos –el campo de fútbol, Galas, el Refugio, el Museo de Taxidermia...–; de las persecuciones, discriminaciones o arbitrariedades y clientelismos en las contrataciones y perfiles de los afortunados en el reparto de las migajas y los salarios de miseria; del estado y el coste de las numerosas sentencias contrarias a derecho que ha padecido una gestión tan virtuosa y democrática como la que se refleja con su página webb o se transmite a través de la Frecuencia Modulada de la Voz de su Amo; de su selecta política ambiental en el abandono de la depuradora del Polígono Industrial o la presa de Santa Lucía, en el trazado o las filtraciones de colectores,  en las plantaciones masivas de eucaliptos, en la ruina y degradación de las áreas con alto grado de naturalidad –las cabeceras de los arroyos Navas del Rey, Pontonilllas, Rumaldero, Rulaila o Las Lamas, los bosques de galería y las formaciones de ribera, Los Coborros, la Fuente de las Oblatas...– o la ruina de testimonios relevantes del Patrimonio Cultural –el Pozo de la Sal, el Picu la Torre, la Braña de los Pastores, la presa de Santa Lucía, los conjuntos urbanos en torno a la calle Virgen del Campo o en el arranque del Paseo Igareda, setos, arboledas y cierres en caminos y núcleos rurales...– ; de las subidas de impuestos en las tasas de agua y de basuras mientras se sigue alabando ciegamente la gestión privada y los records de reciclaje para mayor gloria de sus beneficiarios....

   Estos son, pues algunos pocos ejemplos del desprecio a los principios elementales de una economía ecológica –si hay alguna que puede dejar de serlo–  que el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal ignora por sistema en este despilfarro generalizado de un Plan de Obras autonómico con las elecciones como horizonte que obliga a las Corporaciones locales a adelantar el dinero y endeudarse sin remedio, a buscar lugares debajo de las piedras donde asfaltar nuestros cerebros, a degradar los escenarios en que vivimos –y, de paso, estafarnos como ciudadanos– y a no hacer esfuerzo alguno para definir las prioridades en inversiones más rentables económica, social y ambientalmente.

Emilio Carrera.

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