Cabezón de la Sal y sus alrededores acogen a mas de 8.000 'nuevos vecinos'

Bolsas rojas y blancas. El cielo entre nubes y sol, «aunque dicen que mañana va a hacer bueno», indicaba Domingo Ruano, de Madrid, que en la tarde de ayer recogía su dorsal entre 'pelotones' de participantes, en el parque Conde San Diego de Cabezón de la Sal. Justo por la tarde salió el sol, como preludio de lo que puede ocurrir hoy, que comienza la acción. Entre las carpas blancas llenas de merchandising deportivo, caminaba Carmen Moralejo, madrileña, que recogía su dorsal para realizar la ruta a pie, más de 46 kilómetros de 'Infierno cántabro'. «El reto siempre es acabarlo».


Mientras, Neco Sanz, propietario de uno de los 'stands' hacía su trabajo bajo una de las carpas. «Al final más que vender, te promocionas». «Pero si estos tíos hacen el agosto», decía un chico frente a otra carpa blanca llena de gente comprando. Unos y otros desfilaban por el parque. Francisco Martín, Félix Tomás e Ismael Belmonte se hacían una foto con el 'speaker', Nacho Barquín, la banda sonora. «Venimos de Alicante». Es su primera vez. Se quedan en Santillana del Mar. La prueba la descubrió Félix, que vio la película del 2013, se enamoró del Soplao y le pasó el enlace al resto. «No sabemos lo que nos vamos a encontrar, pero tampoco queremos saberlo», decía medio en broma medio en serio Francisco. Juan Carlos, también es de Madrid, y es la tercera vez que hace la BTT. «A ver qué tal este año», comentaba.

Recogiendo sus aperos para la combinada andaban también Gorka López, Peter García y Moli Vallejo, de Aguilar de Campoo. «Ya tenemos los espaguetis para esta noche preparados».

Lo sorprendente son casos como el de Javier Ordieres, asturiano de 28 años y residente en Alemania. «He venido solo para la prueba». Hará la ultramaratón y es su segundo año. «El año pasado fue espectacular, aunque uno nunca se acostumbra a este tipo de cosas». Familias, parejas, grupos de amigos, clubes, en solitario o acompañados. Hay de todo en el Soplao. De aquí y de muy allá. Todos son acogidos por «gente extraordinaria como la de esta tierra». Se calcula que Cabezón de la Sal y los alrededores albergarán durante estos días a más de 8.000 'nuevos vecinos'. El espíritu del Soplao les da la bienvenida y les acoge en su regazo.