Jesús Herrero se impone en la ultramaratón de 'Los 10.000 del Soplao'

23 mayo 2015

Faltan unos minutos para que llegue el primero de la ultramaratón, Jesús Herrero. Su madre está en meta y mueve las piernas, nerviosa. "Los familiares pasamos mucho miedo, por si les pasa algo, y no dormimos en toda la noche". Solo quiere "que llegue, que llegue". Son alrededor de las 11.00 horas de la mañana en Cabezón de la Sal y el pueblo ya hecha humo ante la llegada del primer participante. Vecinos y visitantes se agolpan contra las vallas. El speaker, Juanjo Herrera, va diciendo en qué punto se encuentra cada participante. Por cada frase en la que menciona a Jesús su madre da un suspiro de alivio. Cada paso es un paso hacia la meta.


Finalmente, Jesús Herrero entra en meta con un tiempo de 12 horas y 57 minutos, ante el estallido de júbilo de los presentes y la emoción de su madre.

La terraza del bar que hay frente a la meta está llena de gente. Marisa Albadajo y Luisma Arones toman un café. Luisma hizo la combinada el año pasado y este año ha venido a ver a sus amigos. Muchos vienen solo a verlo, a disfrutar del evento deportivo y del ambiente. Como Ginio Gutiérrez y Marián Fernández, de Maliaño. "Vengo a revivirlo, a sentirlo, porque participé el año pasado y no puede ser más emocionante". El Soplao se lleva por dentro.

Los hosteleros han notado más gente este año y se han pasado la noche haciendo pinchos. Al menos Carlos González, el propietario del bar Avenida. "Ayer la gente empezó a llegar primero que otros años. Estuvimos vendiendo pinchos desde las nueve de la mañana. Es un no parar. Y hoy por la tarde, seguro que tenemos que hacer de nuevo más". Así están. Ni un minuto para pararse a pensar. Por la mañana, a estas horas, van llegando los del Soplaoman para coger la bicicleta, después de haber hecho la ultramaratón de 74 kilómetros y los 10 kilómetros de aguas abiertas del viernes. Llegan exhaustos y con fuerza de titanes. Todo el mundo habla de dorsales, de los tramos del recorrido, del tiempo. El Guardia Civil de turno dice que este año "se prevé que lleguen una hora antes que el año pasado porque el buen tiempo hace que todo vaya sobre ruedas".

Y así transcurre la mañana en Cabezón de la Sal. Con buen ambiente, expectativas y nervios. Con ganas de superarse y cumplir retos.

9 años de 'infierno cántabro'

El infierno cántabro empieza a quedarse pequeño. A los nueve años de abrir por primera vez sus puertas, 'Los 10.000 del Soplao' ya han cumplido aquel peregrino cometido de superar la barrera de las diez mil almas. Un objetivo que surgió como un sueño y que este año se ha hecho realidad. Y es que desde las 23.00 horas de este viernes el averno pone a prueba el compromiso y el sacrificio de todo un año de tensa espera; de entrenamientos sin descanso, de expectativas y de esfuerzos personales. Un reto en toda regla.

Seis disciplinas: Ultramaratón, Maratón, Ruta a pie, Marcha de BTT, Soplaoman, Combinada, Ruta de ciclismo de carretera (6 de junio), todo un programa extenso, completo y variado que convierte a la prueba en la referencia nacional. Más de 400 personas, dos helicópteros (Guardia Civil y 112), doce ambulancias y catorce médicos, más de doce avituallamientos y una región absolutamente volcada son algunos de los argumentos que permiten que El Soplao no haya dejado de crecer desde que surgió casi por casualidad hace nueve años. 36.000 plátanos, 80 palets de botellas isotónicas, 1.500 pastelitos... son algunos de los números que hablan por sí solos.

La participación se ha multiplicado por veinte y Cabezón de la Sal y sus alrededores han colgado el cartel de no hay billetes hace ya más de un mes. Nadie quiere quedarse fuera. El elixir que emana de esta competición no tiene parangón y todo lo que pasa desde hoy y hasta que el domingo cruce la línea de meta el último clasificado es motivo de orgullo. Hacer 'El Soplao' es un signo de distinción.

Las 'almas más errantes' fueron las encargadas de levantar el telón de esta edición. Ayer, a las 11.30 horas, la Playa de Merón despidió a los 33 'locos' que se metieron en el agua (12 grados de temperatura) para completar los 10 kilómetros del aguas abiertas. Para unos solo fue el comienzo del Soplaoman. Anoche a las 23.00 comenzaron su segundo parcial, el ultramaratón (74) y hoy cuando finalicen, se subirán en la bicicleta de montaña para sumar otros 110. Otros se conformaron con los 10.000 de natación. Ahí es nada.

Por la noche, la Baila de Ibio sirvió de pistoletazo al espectáculo. Prólogo del camino empedrado que lleva al infierno. A una hora de la medianoche de ayer (23.00 horas) despidió a los participantes del Ultramaratón (115 kilómetros). La soledad de la noche y el silencio de la montaña serán sus aliados. Fue el preámbulo de la espectacular salida que se ha vivido este sábado, a las 9.00 horas en Cabezón de la Sal. Desde allí, el Alto de Fuentes, Venta Vieja, La Ermita del Moral... Acompañados de un frontal de luz, los primeros participantes han visto amanecer en los montes cántabros y para cuando se ha dado hoy la multitudinaria salida ya habían completado la mitad de su agonía.

Retos personales

4.500 'bikers', seguidos de los que se enfrentan al maratón, a los de la combinada (47 kilómetros a pie y 69 en BTT) y los de la ruta a pie. Purgatorio de almas. Sufrimiento consentido. Anoche en Cabezón nadie durmió. Los voluntarios se afanaron en ultimar los preparativos, los vecinos en disfrutar de su día grande y los participantes en aplacar sus nervios. El 'Thunderstruck' de AC/DC -canción del grupo australiano que se ha convertido en el himno de la prueba- afina sus acordes para retumbar sin compasión. Con la música de fondo, las pedaladas y las zancadas se mezclan en un baile frenético de ilusión, dudas y miedo permitido.

El 'Infierno cántabro' es de lo más democrático y permite a todo aquel que se atreva a ponerse un dorsal enfrentarse a sus retos personales. Los habrá que quieran ganar y estampar su nombre en la historia de la prueba y los habrá -los que más- para quienes cruzar la meta es el objetivo. Nada más. En cualquier caso, el resultado de ambos servirá para contar historias meses después. Familiares y amigos, agolpados en las cunetas son testigos de excepción de una experiencia sin igual. La prueba de BTT es el embrión de la enorme infraestructura que mueve la competición. En torno a los 'bikers' fue creciendo lo que hoy se ha convertido en uno de los acontecimientos deportivos más importantes de la región. Hace nueve ediciones, 450 intrépidos ciclistas tomaban la salida y desde entonces han pedaleado en días de calor sofocante y de frío polar. «El Soplao siempre es así con respecto al tiempo. Se celebra en plena primavera en Cantabria, con lo que nunca podemos prever con exactitud las condiciones meteorológicas», indica Jesús Maestegui, Director de la prueba.

Monte A, La Cocina, Soplao, Moral, Fuentes, Ozcaba, El Negreo... todos los participantes conocen a la perfección los 163 kilómetros - si desean cubrir el recorrido completo- que les esperan. Ángel Gómez, Fran Ventoso... el historial de ilustres ganadores dan lustre a la prueba, pero en esta edición el título está más que abierto. Solo ganará uno, los otros 4.499 restantes se enfrentarán tan solo a las manecillas del reloj. Espíritu de superación. El infierno, hogar dulce hogar.

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