Los grupos ecologistas y conservacionistas en el Patronato del
Parque Natural de Oyambre mostramos nuestra satisfacción por la
celebración. después de casi tres años y medio, de la reunión del órgano
de participación y coordinación de los agentes sociales y las distintas
administraciones comprometidas con la gestión del espacio protegido,
dentro de las promesas de transparencia e información realizadas por el
propio Consejero de Medio Rural que presidió el acto y la necesidad, tal
como hemos propuesto, de crear una página webb específica sobre cuantas
iniciativas y proyectos surjan a lo largo del tiempo o formen parte de
las actividades cotidianas de su funcionamiento..
Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones y las dosis de
voluntarismo de los representantes de la Consejería de Medio Rural, han
quedado en el aire numerosos retos pendientes en un Parque camino de su
XXX Aniversario: Primero, y como demostración de la ejemplaridad de la
nueva Administración autonómica en el cumplimiento de leyes y normas
–transgredidas sistemáticamente en la legislatura pasada–, la Consejería
competente debería asumir públicamente el compromiso de ejercer las
acciones legales para depurar las responsabilidades penales en que han
incurrido los gestores anteriores con las sentencias firmes pendientes
de ejecución o aplazadas injustificadamente respecto al desmantelamiento
del campo de golf de Oyambre, la escollera del Pájaro Amarillo (con la
reposición del Monumento), el camping del Rosal , el Pabellón
Polideportivo de Las Tenerías, o la variante de Oyambre; o superar las
graves carencias formales y de contenido en la aprobación del PGOU de
San Vicente de la Barquera, el macropuerto deportivo, el Plan Especial
de Suelo Rústico de Comillas, las obras e impactos en torno a los
aparcamientos de Oyambre, Bederna y Merón, el desarrollo del Plan de
Actuaciones 2012-2015 o los convenios con entidades y asociaciones para
supuestas mejoras y promoción del Parque, todo ello sin los obligados
informes preceptivos del Patronato.
En
segundo lugar, los proyectos anunciados en esta última reunión sobre el
Plan de Desarrollo Sostenible, la regeneración Ambiental de la Marisma
de Rubín o la aplicación del programa LIFE-Convive plantean grandes
dudas sobre su prioridad, parcialidad y eficacia al seguir sin Plan
Rector de Uso y Gestión, y carecer de la sincronización, compatibilidad y
encajes adecuados con el propio PDS y los planes Técnicos Sectoriales
–de Buenas Prácticas en el Sector Primario y Actividades Turísticas, y
de Corrección de impactos Ambientales y sobre el Paisaje–; al no
remitirse a un programa integral de recuperación de las zonas húmedas y
los ecosistemas fluviales que incluyan a todas las marismas –Pombo,
Zapedo, La Rabia, Los Llaos, Merón, Bederna...– con sus colas y
conexiones terrestres más profundas para garantizar el calado suficiente
y ahorrar los costosos dragados en el canal de navegación de entrada a
la ría de San Vicente, evitar las inundaciones recurrentes del Puente
Republicano en el acceso a Rioturbio y de la desembocadura del arroyo de
Los Llaos, y potenciar la biodiversidad de estos ecotonos excepcionales
mediante la eliminación de vertidos y rellenos, la rehabilitación
hidrológico-forestal del Monte Corona y las cabeceras de los arroyos, el
desmantelamiento de diques y efectos-barrera con su eliminación total o
la apertura de luces suficientes, el restablecimiento de los flujos
intermareales y la reducción de la presión sobre playas, bordes
litorales e infraestructuras e instalaciones costeras como resultado de
los grandes temporales o la subida del nivel del mar. Todo ello dentro
de la inclusión de los campos de dunas Merón y Oyambre en el programa
Arcos-Life que, incomprensiblemente, han dejado fuera a estos lugares
tan degradados y necesitados de su restauración ambiental; de implantar
una gestión forestal sostenible en el Monte Corona con la restricción de
las plantaciones masivas de pinos y eucaliptos, la supresión del
efecto-pantalla de la plantación del extremo norte del cabo de Oyambre y
el fomento de las especies autóctonas; y de crear corredores ecológicos
entre la periferia y el exterior del Parque.
En tercer lugar, no ha habido reconocimiento expreso del fracaso en la
erradicación de plantas invasoras – plumeros por todas partes,
reynoutrias en los márgenes fluviales, chilcas sobre las propias
marismas, y carpobrotus edulis en las dunas– objeto de labores
que han carecido del seguimiento, la continuidad y el carácter
exhaustivo que requieren; ni se ha valorado, tanto en el balance
2012-2015 como en el Plan de Actuaciones 2016, la presión cada vez mayor
sobre los accesos a los escenarios más valiosos, frágiles y delicados
del Parque Natural con aparcamientos, garitos e instalaciones que
degradan perspectivas, paisajes y micropaisajes, y las cuencas visuales
más representativas de todo el litoral de Oyambre en vez de proceder a
un retranqueo generalizado de los accesos y al fomento de los
desplazamientos peatonales; al seguir sin delimitar las
responsabilidades en la operación especulativa de la macrourbanización
de Santa Marina, aclarar el reparto de las millonarias compensaciones
económicas e indemnizaciones que están en juego, y obligar a restaurar y
devolver a su estado original suelos y lugares afectados; al ignorar
los conflictos sociales y ambientales que plantea el arranque de las
algas por barcos y buzos con graves perjuicios a estos ecosistemas y a
los recolectores tradicionales de algas de arribazón que han visto
disminuir sustancialmente sus cosechas en sus precarias economías, sin
que, tampoco, se haya manifestado la intención de declarar "área marina
protegida" a todo el frente litoral del Parque para reforzar la
proteccción de la flora y la fauna marinas.
En cuarto lugar, el patrimonio Cultural y etnográfico del Lazareto de
Abaño –que acaba de ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio de
Hispania Nostra por el estado de abandono y degradación en que se
encuentra–, de la Casa del Pozo –el Centro de Interpretación que desde
la primera piedra solo ha visto el saqueo y deterioro progresivos–, la
Torre de Ballenas, la Casa del Guarda de Corona, las Colonias de la ILE
–camino todas de su ruina definitiva–, los molinos de marea, la
batería de Ubiembre, ...– deberían ser objeto de actuaciones inmediatas
de rehabilitación y conservación para evitar su pérdida irreversible y
poder empezar a descentralizar y desempeñar funciones de acogida,
recepción, museo, exposición, albergue, itinerarios didácticos,
educación ambiental,..., teniendo en cuenta que sus testimonios, de una
forma u otra, nos remiten o recrean aspectos relacionados con el medio
ambiente o los valores del litoral o los bosques costeros
Y, en quinto lugar, las promesas sobre las consignaciones
presupuestarias de 2016 –que deberían completarse ante tantos retos e
inversiones pendientes con Planes Plurianuales y calendarios precisos de
inversiones en cada capítulo– para el área de influencia socioeconómica
deberán, tras casi 30 años de desamparo desde la creación del Parque,
incorporar generosas subvenciones directas e indirectas y exenciones
fiscales a Ayuntamientos y vecinos para la rehabilitación de viviendas,
mejora sostenible de sus infraestructuras, equipamientos y servicios,
prácticas ecológicas en sus actividades agroganaderas, forestales y
pesqueras, y transformaciones industriales, y la creación de empleo y
plantillas fijas de personal laboral, guardería, guías, técnicos e
investigadores que cumplan con los requisitos de mérito, capacidad,
publicidad e igualdad de oportunidades en la convocatoria y contratación
de puestos de trabajo, incluyendo los concursos-oposición para aquellas
plazas, como la del propio director-conservador del Parque, más
necesitadas de la profesionalidad, independencia y cualificación en el
desempeño de sus funciones.
Emilio
Carrera. Representante de las organizaciones ecologistas y
conservacionistas de Cantabria en el Patronato del Parque Natural de
Oyambre.
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