Se llama Manuel Bustara, pero en Cabezón de la Sal todos le dicen el 'halcón callejero'. Allá donde un vecino tenga un problema, allá acudirá él en su moto para ayudarle en lo que necesite. Desde luego que se lo ha ganado. El mote, el cariño de todo el pueblo y el reconomiento que va a recibir por ello, por sus 25 años de servicios a su comunidad.
Jefe de servicios del personal de calle en el Ayuntamiento de Cabezón, el popular Manolo recibirá la Cruz del Caballero de Santiago que concede la Asociación Nacional de Guardias Civiles Marqués de las Amarillas, que el próximo sábado celebra el III Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cantabria.
En el acto, que se celebrará en Cabezón de la Sal y al que está prevista la asistencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se nombrarán socios de honor a la Unidad Orgánica de la Policía Judicial y a la Asociación de Veteranos del Ejército del Aire. Además, se entregarán 19 cruces del Caballero de Santiago a distintos militares y políticos, entre los que figura la alcaldesa de Los Corrales de Buelna, Mercedes Toribio.
El 'halcón callejero'
Manuel, o Manolo, como prefiere que le llamen, recuerda que todo empezó un 12 de octubre de 1985, «cuando yo estaba haciendo la mili y el alcalde del pueblo entonces, Ambrosio Calzada, me propuso presentarme a una plaza de Policía Local». Un cuestión de acreditación académica le obligó, 14 años después, a abandonar este puesto y pasar a desempeñar el de jefe de servicios del personal de calle en el Ayuntamiento de Cabezón.
Durante ocho años, Manolo Bustara estuvo colaborando como voluntario con Cruz Roja y, más tarde, se incorporó a Protección Civil, donde aún permanece. Y es que es su condición de voluntario para casi todo lo que destacan todos los vecinos de Cabezón donde, 'el halcón callejero' se ha convertido en todo un personaje.
Siempre dispuesto y atento a cualquier a cualquier necesidad que pueda surgir, quienes le conocen destacan que se trata de «un hombre que se ha hecho a sí mismo, cercano y entrañable; siempre dispuesto a ayudar a cualquier vecino en los quehaceres y necesidades».
«Es cierto que mucha gente reconoce mi trabajo, pero también hay quienes me critican», señala Manolo, quien confiesa sentirse orgulloso de su trabajo y un tanto abrumado ante el homenaje que recibirá el próximo sábado. Se lo dedicará a su esposa, «por todos esos días que me ha apoyado y ha estado en casa esperándome».
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