Un 20 de abril de 1935 la familia Camus García daba la bienvenida a un nuevo miembro: Mario, el tercero de los cinco hijos que tuvieron Viriato Camus Pérez y Salud García Ruiz. Santander fue la ciudad que le vio nacer y crecer hasta que, en 1941 un incendio devastó el centro de la capital y la familia Camus decidió trasladarse al municipio de Vernejo, cerca de Cabezón de la Sal. Su primer contacto con el mundo del cine lo tuvo en 1942, cuando en su escuela de Ontoria proyectaron la película 'Raza'. Un año después, Mario Camus se mudó a la capital de la región con su padre para seguir sus estudios en el colegio La Salle, donde permaneció hasta 1953, y donde continuó sus contactos con el mundo del cine, a la vez que comenzó a interesarse por el boxeo -como demostró en una de sus primeras películas, 'Young Sánchez', 1963-. Además de su pasión cinéfila -que demostró durante una disertación en su escuela, al hablar sobre tres películas de Zinneman- y su querencia por el boxeo, la lectura y el baloncesto también ocuparon un lugar especial en la adolescencia de Mario Camus.
Su marcha a Madrid para estudiar Derecho la consigue gracias a Marcelo Arroita-Jaúregui -que coincidió con el cineasta en Comillas en el verano 1947-. Ingresó en la Facultad de Derecho -en la que pasó tres años, cumpliendo el expediente para no defraudar a su familia- y durante su estancia en el colegio mayor, las diversas actividades culturales relacionadas con el mundo del cine -como tertulias, cineclubes o lectura de guiones- aumentaron su pasión por la cinematografía hasta el punto que decidió abandonar las leyes al conseguir una plaza en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) -hoy la Escuela de Cine-.
De su experiencia en el IIEC, Camus admite recordar más la influencia de sus compañeros -entre los que se incluía el también cineasta José Luis Borau- que de los propios profesores y en esos años comenzó sus primeros trabajos profesionales con otro de los grandes nombres del cine español, Carlos Saura. Primero con 'Los golfos' (1959) -que tuvo cierta relevancia en el Festival de Cannes- y después con 'Llanto por un bandido' (1962), entre medias la censura les imposibilitó dos nuevas producciones, la primera 'La boda' -basada en la novela 'Abel Sánchez' de Unamuno- y la segunda, 'Estos son tus hermanos' -basada en la novela 'El regreso' de Daniel Sueiro-.
La suerte de un genio
En 1962, la productora Procusa convocó un concurso de cortometrajes y Mario Camus presentó el guión de 'La suerte' -en el que pone de manifiesto la dependencia de la gente con las falsas esperanzas que genera el juego- con el que consiguió el primer premio y 25.000 pesetas. Poco después José Luis Sáenz de Heredia se convertía en la cabeza visible de la Escuela de Cine y, durante su mandato, se facilitó la conexión del centro con el mundo de la industria -y así Camus consiguió un puesto como ayudante en los diálogos en su segunda colaboración con Carlos Saura-.
En junio del 62 se reunió con el productor Ignacio F. Iquino al que ofreció la historia de 'Los farsantes'. El rodaje se desarrolló de forma austera en los estudios de Iquino en la Ciudad Condal -donde Camus coincidió con otros colegas de profesión como Vicente Aranda-. La relación con el productor barcelonés marcó el despegue de la carrera del director cántabro, que en 1963 rodaría 'Young Sánchez', gracias a la cual asistió al Festival de Cine de Buenos Aires y comenzó a recibir subvenciones del Estado, aunque también significó el fin de su relación profesional con Iquino.
Al poco, Camus entró en contacto con un grupo de Zaragoza que había fundado la productora Moncayo Films y les propuso una historia 'hitckoniana', 'Muere una mujer' (1963), interpretada por Alberto Closas. Después de finalizar este rodaje, el actor barcelonés le propuso la adaptación del guión de la pieza teatral de 'La visita que no llamó tocó el timbre' con la que tenía pensado debutar en el mundo de la dirección. Sin embargo, Closas se echó para atrás y el regidor cántabro filmó la película en un tiempo récord de 25 días.
La década de los sesenta terminó para Camus con unos cuantos rodajes, el primero, un capítulo -'La vida en un cortijo'- sobre la serie 'Conozca usted España' del Ministerio de Información y Turismo, después con la adaptación de una novela de Aldecoa, 'Con el viento solano' (1967) protagonizada por el bailarín Antonio Gades, con la crítica fue inmisericorde. La crítica también respondió de forma desigual a tres películas que contaron con el cantante Raphael como protagonistas y, a finales de los sesenta, también se produjo el regreso del director a Cantabria donde filmó 'Volver a vivir', en la que se pueden apreciar localizaciones de Santander, Santillana del Mar o Comillas.
Literatura llevada al cine
A mediados de la década de los setenta, Camus adaptó otra de las novelas de Aldecoa -'Los pájaros de Baden-Baden'-. Pero, dentro de la vida profesional de Mario Camus, la década de los 80 está marcada por las adaptaciones de dos de los escritores más reconocidos dentro del panorama literario español: Camilo José Cela y Miguel Delibes. Del primero, Camus capitaneó 'La colmena' y del autor vallisoletano, 'Los santos inocentes' -con la que Alfredo Landa y Paco Rabal consiguieron ex aequo el Premio a la Mejor Interpretación Masculina del Festival de Cannes, donde el director cántabro coincidió con uno de sus actores más admirados, Dick Bogarde-. Camus también se atrevió con García Lorca y en 1987 adaptó una de las piezas más famosas del dramaturgo, 'La casa de Bernarda Alba', protagonizada por grandes actrices como Irene Gutiérrez Caba, Ana Belén o Vicky Peña.
Entre mediados de la década de los setenta y los años ochenta, Camus también se encargó de series televisivas de gran fortuna como 'Curro Jiménez' o 'Fortunata y Jacinta'. El comienzo de los ochenta supone un auténtico baño para el regidor que en 1983 recibió la medalla de oro de Bellas Artes y en 1984, la Seminci vallisoletana le dedicó una retrospectiva.
Regreso en todos los sentidos
Camus afrontó la década de los noventa como un regreso -«recupero un tono que no tenía desde mis primeros años»- con montajes que indagan en la realidad social, como con 'Después del sueño' (1991), la serie 'Forja de un rebelde' -que comparten a los exiliados como protagonistas- o 'Sombras de una batalla' (1993) -sobre las noticias de la guerra sucia de los GAL-. Con 'Adosados' consiguió el premio al mejor guión y el de la prensa a mejor película en el Festival de Montreal-.
En estos últimos años Camus compaginó sus labores como director con estancias en su casona de Ruiloba. 'La ciudad de los prodigios' -adaptación de la novela de Eduardo Mendoza- le sirvió para dirigir a Emma Suárez y Olivier Martínez en un montaje, que significó su regreso a la ciudad que le vio debutar en su juventud, Barcelona.
El comienzo del siglo XXI también trajo consigo otro retorno y es que en la década del 2000, el director cántabro filmó sus dos últimas películas en diversas localizaciones de la región. 'La playa de los galgos' una suerte de «indagación shakespeariana en las consecuencias del terrorismo etarra» -como explica José Luis Sánchez Noriega en 'Mario Camus, oficio de director' de Valnera- y seis años después, 'El prado de las estrellas', que posee el encanto de los parajes de Valderredible, Santander, el valle de Cabuérniga, Comillas o Santillana del Mar. Desde entonces, Mario Camus espera en una especie de retiro a que alguien se anime a financiar el que será su mejor homenaje a la ciudad que le vio nacer hace ya 76 años, 'Historias de la bahía'.
Su marcha a Madrid para estudiar Derecho la consigue gracias a Marcelo Arroita-Jaúregui -que coincidió con el cineasta en Comillas en el verano 1947-. Ingresó en la Facultad de Derecho -en la que pasó tres años, cumpliendo el expediente para no defraudar a su familia- y durante su estancia en el colegio mayor, las diversas actividades culturales relacionadas con el mundo del cine -como tertulias, cineclubes o lectura de guiones- aumentaron su pasión por la cinematografía hasta el punto que decidió abandonar las leyes al conseguir una plaza en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) -hoy la Escuela de Cine-.
De su experiencia en el IIEC, Camus admite recordar más la influencia de sus compañeros -entre los que se incluía el también cineasta José Luis Borau- que de los propios profesores y en esos años comenzó sus primeros trabajos profesionales con otro de los grandes nombres del cine español, Carlos Saura. Primero con 'Los golfos' (1959) -que tuvo cierta relevancia en el Festival de Cannes- y después con 'Llanto por un bandido' (1962), entre medias la censura les imposibilitó dos nuevas producciones, la primera 'La boda' -basada en la novela 'Abel Sánchez' de Unamuno- y la segunda, 'Estos son tus hermanos' -basada en la novela 'El regreso' de Daniel Sueiro-.
La suerte de un genio
En 1962, la productora Procusa convocó un concurso de cortometrajes y Mario Camus presentó el guión de 'La suerte' -en el que pone de manifiesto la dependencia de la gente con las falsas esperanzas que genera el juego- con el que consiguió el primer premio y 25.000 pesetas. Poco después José Luis Sáenz de Heredia se convertía en la cabeza visible de la Escuela de Cine y, durante su mandato, se facilitó la conexión del centro con el mundo de la industria -y así Camus consiguió un puesto como ayudante en los diálogos en su segunda colaboración con Carlos Saura-.
En junio del 62 se reunió con el productor Ignacio F. Iquino al que ofreció la historia de 'Los farsantes'. El rodaje se desarrolló de forma austera en los estudios de Iquino en la Ciudad Condal -donde Camus coincidió con otros colegas de profesión como Vicente Aranda-. La relación con el productor barcelonés marcó el despegue de la carrera del director cántabro, que en 1963 rodaría 'Young Sánchez', gracias a la cual asistió al Festival de Cine de Buenos Aires y comenzó a recibir subvenciones del Estado, aunque también significó el fin de su relación profesional con Iquino.
Al poco, Camus entró en contacto con un grupo de Zaragoza que había fundado la productora Moncayo Films y les propuso una historia 'hitckoniana', 'Muere una mujer' (1963), interpretada por Alberto Closas. Después de finalizar este rodaje, el actor barcelonés le propuso la adaptación del guión de la pieza teatral de 'La visita que no llamó tocó el timbre' con la que tenía pensado debutar en el mundo de la dirección. Sin embargo, Closas se echó para atrás y el regidor cántabro filmó la película en un tiempo récord de 25 días.
La década de los sesenta terminó para Camus con unos cuantos rodajes, el primero, un capítulo -'La vida en un cortijo'- sobre la serie 'Conozca usted España' del Ministerio de Información y Turismo, después con la adaptación de una novela de Aldecoa, 'Con el viento solano' (1967) protagonizada por el bailarín Antonio Gades, con la crítica fue inmisericorde. La crítica también respondió de forma desigual a tres películas que contaron con el cantante Raphael como protagonistas y, a finales de los sesenta, también se produjo el regreso del director a Cantabria donde filmó 'Volver a vivir', en la que se pueden apreciar localizaciones de Santander, Santillana del Mar o Comillas.
Literatura llevada al cine
A mediados de la década de los setenta, Camus adaptó otra de las novelas de Aldecoa -'Los pájaros de Baden-Baden'-. Pero, dentro de la vida profesional de Mario Camus, la década de los 80 está marcada por las adaptaciones de dos de los escritores más reconocidos dentro del panorama literario español: Camilo José Cela y Miguel Delibes. Del primero, Camus capitaneó 'La colmena' y del autor vallisoletano, 'Los santos inocentes' -con la que Alfredo Landa y Paco Rabal consiguieron ex aequo el Premio a la Mejor Interpretación Masculina del Festival de Cannes, donde el director cántabro coincidió con uno de sus actores más admirados, Dick Bogarde-. Camus también se atrevió con García Lorca y en 1987 adaptó una de las piezas más famosas del dramaturgo, 'La casa de Bernarda Alba', protagonizada por grandes actrices como Irene Gutiérrez Caba, Ana Belén o Vicky Peña.
Entre mediados de la década de los setenta y los años ochenta, Camus también se encargó de series televisivas de gran fortuna como 'Curro Jiménez' o 'Fortunata y Jacinta'. El comienzo de los ochenta supone un auténtico baño para el regidor que en 1983 recibió la medalla de oro de Bellas Artes y en 1984, la Seminci vallisoletana le dedicó una retrospectiva.
Regreso en todos los sentidos
Camus afrontó la década de los noventa como un regreso -«recupero un tono que no tenía desde mis primeros años»- con montajes que indagan en la realidad social, como con 'Después del sueño' (1991), la serie 'Forja de un rebelde' -que comparten a los exiliados como protagonistas- o 'Sombras de una batalla' (1993) -sobre las noticias de la guerra sucia de los GAL-. Con 'Adosados' consiguió el premio al mejor guión y el de la prensa a mejor película en el Festival de Montreal-.
En estos últimos años Camus compaginó sus labores como director con estancias en su casona de Ruiloba. 'La ciudad de los prodigios' -adaptación de la novela de Eduardo Mendoza- le sirvió para dirigir a Emma Suárez y Olivier Martínez en un montaje, que significó su regreso a la ciudad que le vio debutar en su juventud, Barcelona.
El comienzo del siglo XXI también trajo consigo otro retorno y es que en la década del 2000, el director cántabro filmó sus dos últimas películas en diversas localizaciones de la región. 'La playa de los galgos' una suerte de «indagación shakespeariana en las consecuencias del terrorismo etarra» -como explica José Luis Sánchez Noriega en 'Mario Camus, oficio de director' de Valnera- y seis años después, 'El prado de las estrellas', que posee el encanto de los parajes de Valderredible, Santander, el valle de Cabuérniga, Comillas o Santillana del Mar. Desde entonces, Mario Camus espera en una especie de retiro a que alguien se anime a financiar el que será su mejor homenaje a la ciudad que le vio nacer hace ya 76 años, 'Historias de la bahía'.
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