Cabezón potencia su poblado cántabro como fuente de ingresos y activo cultural

El poblado cántabro de Cabezón de la Sal está formado por tres cabañas primitivas que se posan sobre el paisaje como esperando a que alguien las despierte. Este cuadro que parece a medio terminar es el resultado del abandono al que ha estado sometida la representación histórica en los últimos años. Pero a partir de ahora, promete el concejal Gustavo González Monterrubio, «volvemos a empezar». Y, aunque de promesas no se vive, Gustavo ha encendido la bombilla con la que iluminar el proyecto. Y habla de talleres, de representaciones, de conferencias y de cascadas.

El concejal hace cuentas: «La idea se me ocurrió en el año 2000». Las obras empezaron dos años más tarde y en 2006 los periódicos ya anunciaban la próxima apertura del 'Centro de Interpretación del Poblado Cántabro'. «El objetivo era crear una representación de cómo vivían nuestros antepasados hace más de 2.000 años», explica Monterrubio.

Deseo concedido. Se emplearon réplicas de diferentes hallazgos en excavaciones arqueológicas y se impulsaron las excursiones de turistas. «En aquellos años lo visitaban grupos de treinta o cuarenta personas». Pero la fama es efímera y, poco a poco el atractivo turístico del lugar se fue apagando, la gente empezó a saltar las vallas y el conjunto perdió encanto.

A pesar de que la afluencia de gente se ha visto notablemente reducida, aún hay visitas guiadas para todo aquel que quiera acercarse al poblado, situado en una ladera del alto del Picu de la Torre, y las cabañas, algo decaídas, conservan su esencia primitiva. «Están hechas de avellano trazado que luego se rellena con barro y paja». Estos históricos monumentos aislaban a los antiguos cántabros tanto del calor como del frío.
El conjunto lo completa una muralla, medio derruida, y una simulación del río por el que caía una cascada. Aunque de momento todo parece un proyecto inacabado, el concejal asegura que volver a potenciar este lugar es uno de los «principales objetivos» del equipo de Gobierno del que forma parte.

Resucitar el lugar

Gustavo está preocupado porque la gente salta la valla y se cuela en las cabañas, pero está convencido de que va a resucitar el lugar. «Estamos volviendo a recuperar vasijas y mobiliario», explica mientras prende una montaña de paja en la cabaña circular perteneciente a la época del bronce final (siglo VIII antes de Cristo). La otra cabaña, de planta cuadrada, es del siglo I antes de Cristo y la tercera «pertenece a la época del hierro», estima Gustavo. Hay una cuarta que se encuentra en la primera fase de construcción.

Monterrubio considera que éste es uno de los atractivos turísticos de la zona. El concejal nombra, además, el calabozo del siglo XVIII o el Museo del Traje Regional, y tiene un objetivo claro y preciso: «Queremos que la gente pare en Cabezón y pueda pasarse todo el día aquí visitando lugares. El turismo es una industria que está generando muchos puestos de trabajo». Como industria que es, el concejal tiene previsto cobrar una tasa por la entrada al poblado.

Además, el poblado no va a estar solamente enfocado al turismo, si no también a las actividades culturales. «Si viene un grupo de niños la guía puede enseñárselo como si les contase un cuento». Desde luego ilusión a Gustavo no le falta. De momento, el Tren Histórico de FEVE incluye parada en Cabezón para visitar el poblado cántabro. Un paso más hacia el esperado renacer.