«El lenguaje audiovisual es un misterio incluso para un director»

En 'Los cronocrímenes', una ópera prima polémica y poliédrica, se transparentaba una forma muy peculiar de concebir el cine. Nacho Vigalondo afronta un momento muy especial de su trayectoria: su segunda película, 'Extraterrestre', inicia una carrera por festivales antes de su banderazo de salida comercial hacia las salas. El director, candidato al Oscar en 2004 por su celebrado cortometraje '7:35 de la mañana', profundiza en un estilo propio y exhibe su fidelidad a una querencia por la ciencia ficción que le sirve para firmar una metáfora social de nuestra época. En perspectiva su agenda contempla el rodaje, probablemente desde finales de año, de 'Windows', un proyecto que abre su cine a otras dimensiones en producción y proyección pero ante el que -subraya- lo importante es mantener independencia y coherencia.

Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1977), meticuloso, casi siempre hiperactivo, inclasificable, analista reflexivo, lúcido y sagaz, buen comunicador, tiene tanta facilidad para el humor irónico y provocador como para el mosaico metafísico. El director de cortos como 'Choque' pasó por Artesantander y la Filmoteca con unas imágenes bajo el brazo de 'Extraterrestre' y un objetivo muy claro, a modo de friso creativo: «Meter públicos muy distintos en una misma sala».

-¿Cómo es su día a día, ese intervalo entre película y película?

-Estoy luchando por preservar algo de vida privada porque estoy combinando las responsabilidades que conllevan la postproducción de 'Extraterrestre' y el arranque de su vida en festivales, que también contempla labores de promoción. Eso lo combino con la preproducción de 'Windows' que ya está financiada y definida, con la escritura de la que sería mi siguiente película, 'Supercrooks', en colaboración con Mark Millar. Por un lado, es como una especie de multitárea que a veces resulta muy dolorosa pero siempre intento concienciarme de que es un trabajo a fin de cuentas. Mi padre trabajaba ocho horas al día, y yo tengo que ocupar un número similar en un montón de cosas.

-Falta poco para desvelarse, pero aun preservando incógnitas y enigmas, ¿qué es 'Extraterrestre'?

-Pues es una película de ciencia ficción, aunque tiene elementos de comedia. Prefiero llamarla ciencia ficción a comedia, porque a veces se tiende a considerar ese género como la cáscara y nunca el núcleo. Es una variante respecto a lo clásico de la invasión extraterrestre. En esos relatos se cuenta siempre desde el núcleo de la tragedia, desde primera línea. Lo que hemos querido es contar un relato desde la distancia, desde la desinformación, y desde la insignificancia de los que están lejos de la acción principal. Creo que es un punto de vista realista respecto a nuestra experiencia generacional. Hemos vivido grandes acontecimientos a escala global, trágicos e imprevisibles, pero vividos desde la insignificancia del que no se entera de nada y del que oye informaciones contrapuestas.

-¿Qué aspectos cómplices comparten 'Extraterrestre' y 'Los Cronocrímenes'? ¿Cuál es el esperado salto?

-Quiero pensar que cuando trabajas en libertad y puedo agradecer que hasta ahora lo he hecho, un autor cuenta con lo mismo. Hay un poso que es el mismo, algunas cuestiones que se manejan son idénticas. Pero he intentado deliberadamente cambiar la estrategia. Por ejemplo, si en 'Cronocrímenes' la trama tenía mucho peso sobre los personajes, aquí son los personajes los motores. Y si aquella era una película muy abstracta y con códigos emocionales muy escondidos en el mecanismo de la película, aquí es lo opuesto. El planteamiento es muy humano en ese sentido. Es distinto, pero en el fondo lo que subyace es lo mismo.

-¿Ya hay fecha de estreno?

-No, todavía no. Vamos a negociar y mirarlo a partir de septiembre cuando empecemos con festivales.

-¿Cuál es el primer festival?

-No podemos decirlo, porque ellos por contrato tienen que anunciarlo.

-Avance algo de 'Windows'. ¿Implica desmesura respecto al formato y el tipo de producciones que ha abordado hasta el presente?

-Va a ser un casting internacional, mi primera película con medios. La productora que está detrás es Apaches Entertainment. También está Antena 3 Films. Tengo que decir que la película, como una forma de responsabilizarme de cara al resultado, que es plenamente mía. No he cedido para intentar encajar en una propuesta. No he hecho concesiones. La película, a nivel de una primera capa es una vuelta a 'Cronocrímenes', en algún sentido. Vamos a tener a la chica en apuros, al héroe, al hombre enmascarado. Esa especie de triangulación de arquetipos básicos. Va a ser una película muy de mecanismos. En el mejor de los casos comenzaríamos en noviembre o diciembre, y como muy tarde en primavera del año que viene.

-¿En Estados Unidos?

-Se rodaría combinando localizaciones aunque gran parte se rodaría aquí en España.

-Lo mejor que está pasando ahora en el cine, ¿reside en Internet?

-Lo mejor que está pasando en el cine es lo que sucede dentro de las películas. En última instancia, todo depende de cómo estemos los directores exprimiendo este lenguaje o renovándolo. El cine se basa en las películas. Ahora, Internet está siendo un aliado, que de entrada hay que entenderlo como tal. Espero que en esta fase de transición en la que estamos, que a veces resulta tanto atractiva como peligrosa, es un mercado que tendremos que empezar a navegar y dominar a nuestro favor.

-Identíficándose o no con otros directores, ¿atisba una nueva generación de cineastas españoles?

-Siempre hay nuevas generaciones en el cine español. Desde el 90 ha habido una renovación constante y muy saludable. Se ha renovado muchas más veces y con una mayor intensidad que las opiniones que a veces se ejercen sobre él. Esas son las que veo un poco más anquilosadas. Antes se hablaba de taquillazos por década y ahora se habla de taquillazos por año. Si miramos la media de treinta años para atrás estamos en unas cifras inconcebibles antes. La primera mitad de los noventa se puso todo patas arriba, pero basta que no haya un estreno estrella un mes para que parezca que volvemos al punto cero y nos quejemos de los tópicos de siempre. Queda mucho para quitar esa maldita aureola negativa.

-¿En qué medida le ha afectado la polémica del Twitter?

-Lo pasé muy mal porque no veía los límites de una cosa que puse un viernes a los dos de la madrugada. No veía donde acababan las consecuencias. Me sentía como un personaje en una ficción de Hitchcock o de Berlanga. A día de hoy, viendo dónde están los límites de todo, cuando pasa el tiempo me quedo más tranquilo y me quedo con lo que he aprendido, incluso con la popularidad que ha llegado a alcanzar mi obra y yo. Y agradezco las firmas de colegas para apoyarme .

-¿Su cine es moral?

-Es un comentario que he oído más veces. Creo que subyace en mis dos películas, pero es algo que sale y me preocupa. En realidad, está dentro de mí hasta el punto que no soy consciente de ello.

-En España, ¿diría que falta mucha educación visual?

-El lenguaje audiovisual es un misterio incluso para el aspirante a director de cine. Yo no dejo de descubrir su potencial. Pero en realidad está muy verde. Vamos a imaginar en qué estado se encontrará este lenguaje cuando hayan pasados tantos años como los que han discurrido la música o sobre la pintura, la literatura, o la poesía. Hay que ser muy ambiciosos al respecto y rechazar esas posturas que postulan que está todo dicho. Queda muchísimo por decir, y es nuestra misión, escarbar en ese sentido.

-Dando la vuelta a lo que usted demanda como espectador, ¿Cómo sorprenderá 'Extraterrestre'?

-Si lo cuento casi está uno mermando la capacidad de sorpresa, pero me conformo con que la película haga reír y emocione. Y siendo ciencia ficción llegue a provocar cierta reflexión sobre las ideas que maneja. Para mí, sentir que sorprendo a alguien es el mayor regalo de vivir, incluso por encima de la crítica positiva. Me parece más positivo que si hay dos espectadores, uno la odie, otro la ame y hablen sobre ella. La discusión es mucho más positiva. Es un privilegio mayor que generar empatía.