Los ecologistas denuncian la pésima gestión del Parque Natural de Oyambre y los impactos que se siguen produciendo

09 agosto 2010

Emilio Carrera, representante de los grupos ecologistas y conservacionistas en el Patronato del Parque Natural de Oyambre, ha denunciado la pésima imagen que ofrece el entorno del aparcamiento de la playa de Oyambre, una de las imágenes más representativas del espacio protegido y la entrada más frecuente a aquel excepcional lugar.

En primer lugar, por la presencia de varios módulos metálicos, de estandarizado diseño y aparatosos volúmenes, completamente estridentes y desprovistos de la más mínima intencionalidad estética o de integración en el entorno, con el agravante de reforzar un efecto-pantalla imposible de sumergir en la abierta perspectiva existente que, además, se ve degradada más aún por la presencia de varios contenedores de basura en sus proximidades.

En segundo lugar, por la tolerancia reiterada en autorizar el masivo y caótico aparcamiento en la entrada misma al arenal y las dunas en vez de retranquear su presencia en las inmediaciones de la carretera Barreda-La Revilla para evitar el empecinamiento de situar a los usuarios a pie de playa en vez de estimular el corto desplazamiento peatonal que supondría esta solución mucho más respetuosa con las características del lugar.

En tercer lugar, porque siguen produciéndose vertidos de aguas residuales en el arroyo que desemboca en el área más frágil de la playa al no controlarse ni depurarse o neutralizarse los saneamientos y haberse alterado completamente los desagües naturales como resultado de los rellenos de la marisma, la ocupación privada de espacios públicos, y la instalación de construcciones, áreas de acampada, tejavanas y garitos completamente ilegales que deberían ser objeto de recuperación para el dominio público u otros usos mucho más respetuosos y sostenibles.

En cuarto lugar, porque la pretensión de abrir una variante innecesaria de la carretera de Los Llaos a Merón en el tramo más sensible desde el punto de vista ambiental –y donde el pretendido asentamiento del relleno realizado no hace sino confirmar la existencia del humedal– ha puesto en evidencia, más si cabe, la agresión y los destrozos provocados en uno de los mejores carrizales que se conservaban en una zona húmeda litoral y sobre el espesor, la calidad y continuidad de la valiosa salcera de la marisma de Los Llaos que deberían restituirse a su estado original, tal como la Unión Europea viene demandando al Gobierno de Cantabria tras la paralización inicial.

En quinto lugar, porque el incumplimiento de las sentencias en contra del campo de golf y la restitución de las dunas a su estado original sigue constituyendo una muestra intolerable de desobediencia a las decisiones judiciales, dentro de la abierta complicidad y negligencia de las Administraciones competentes para favorecer a los actuales titulares privados y una práctica deportiva incompatible con las resoluciones de los tribunales y los propios fines de conservación y restauración ambiental del Parque Natural de Oyambre.

Por último, las obras de “mejora y acondicionamiento” de la citada carretera costera están afectando al Lugar de Interés Comunitario de la Red Natura 2000, tanto en cuanto al trazado de la variante y la pretendida rotonda de enlace con la vieja carretera en la desembocadura del arroyo de Los Llaos como en su conexión final con el puente de La Maza; han sobrepasado el presupuesto original y no han cumplido con las directrices establecidas en materia de revegetación, seguridad del arcén peatonal y carril bici, drenajes y cierres laterales (e incluso han favorecido el cementado de paredes de fincas en vez de mantenerlas con los setos tradicionales); y no contemplan la neutralización de las afecciones que van a producir en el pontón del arroyo de Merón próximo a Labraña ni las necesarias labores de restauración paisajística con la supresión del eucaliptal y el efecto-pantalla que provoca en las márgenes del conjunto de dunas y marisma del área comprendida entre Los Picos de Bederna y la playa, dentro de la necesidad de renunciar por otra parte, a cartelerías, señalizaciones verticales y biondas metálicas – que deberían ser sustituidas por una recomendación en la entrada y salida de velocidad limitada para garantizar la seguridad vial– en un tramo particularmente frágil donde confluyen las profundas cuencas visuales y los múltiples horizontes del Parque con las diáfanas perspectivas que se abren sobre el borde costero que, por si fuera poco, están siendo aún más devaluadas con las obras de una pista entre Trasvía y la ría de La Rabia.

El representante de los grupos ecologistas ha exigido, finalmente, un programa de restauración integral de los impactos ambientales y sobre el paisaje en el Parque Natural de Oyambre, el cumplimiento inmediato de las sentencias judiciales, la paralización de las obras en Trasvía y el desmantelamiento de los rellenos de la variante de Oyambre con la recuperación del carrizal y la salceda destruídos, y las máximas garantías de respeto e integración en el paisaje de las obras de mejora del trazado entre Oyambre y el Puente de la Maza, además de trasladar estas denuncias a la Dirección del Parque, a la Dirección General de Biodiversidad de la Consejería de Desarrollo Rural, a la Demarcación de Costas, al Ayuntamiento de Valdáliga, a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y a la Dirección General XI de la Unión Europea para que intervengan rápidamente, ejerzan sus competencias de inspección y sancionadoras, y detengan los peligros de degradación irreversible de los valores de Oyambre.

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