Las asociaciones profesionales de la Guardia Civil con
mayor representatividad en Cantabria (AUGC y Unión GC) apuestan por una
redistribución de los efectivos en la región, que conllevaría el cierre
de los cuarteles más pequeños e inoperativos y la correspondiente
ampliación de los más estratégicos.
Hay en Cantabria algo más de 1.200 efectivos de la
Guardia Civil, repartidos en 37 cuarteles -donde viven el 60% de los
guardias-, trabajando en distintas unidades que además están dispersas.
Los que se dedican a seguridad ciudadana se las tienen que apañar para
cuadrar turnos, compaginar descansos y vacaciones y componer patrullas
que cubran toda la región las 24 horas del día. Y no es tarea fácil en
un contexto de recortes y una distribución territorial que, según ambas
asociaciones, se ha quedado obsoleta, pues data de 1939. Piensan que el
redespliegue debe tener en cuenta el número actual de habitantes, el
área geográfica a cubrir y el grado de aislamiento de las poblaciones.
Hoy hay cuarteles con tan pocos guardias que no da ni para formar una
patrulla, son literalmente «inoperativos», dicen.
Este debate ha vuelto a reavivarse con el aumento de los
índices de delincuencia, aunque siempre se ha dado de bruces con los
intereses de políticos locales. Recientemente el delegado del Gobierno,
Samuel Ruiz, indicó que «son muchos los municipios que han pedido a la
Delegación del Gobierno que garanticemos la permanencia de sus
cuarteles». Los municipios sienten, con un cuartel a su vera, una
supuesta sensación de seguridad que tanto AUGC como UniónGC no se cansan
en tildar de «falsa». Hay cuarteles con media docena de guardias o
menos y muchos otros que no abren más que por las mañanas, y un cuartel
cerrado es «un cuartel inseguro», indican.
AUGC realizó un estudio en el que proponía reducir el
número de cuarteles de 37 a 13. Por ejemplo, en la zona oriental
(cuarteles de Laredo, Ampuero, Bádames y Ramales) plantea crear una
única base en Laredo; cerrar Espinilla y Polientes y reagrupar efectivos
en Reinosa; ampliar el de Cabezón cerrando Comillas y Cabuérniga; y lo
mismo con el de Castro prescindiendo de Guriezo y Liendo. Para
Torrelavega y Santander, que cuentan con Policía Nacional, plantean un
traslado de las bases. En el caso de la capital del Besaya, a Los
Corrales, con el cierre de Torrelavega y Molledo. Y, en Santander, a
Camargo, en un gran cuartel que absorba también a Astillero y Valdecilla
(Medio Cudeyo).
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